"No tenemos otro Xabi Alonso"
José María Amorrortu, su técnico, cree que la Real Sociedad es víctima de la ansiedad, pero se ratifica en su apuesta por la cantera
La Real Sociedad parece condenada a breves periodos de éxito y a largos tiempos de convulsiones. Contra el Atlético de Madrid, en la pasada jornada liguera -antes del parón causado por los partidos de la selección española, clasificatorios para la Copa del Mundo de Alemania 2006, frente a la belga y la lituana- consiguió frenar la última con una victoria que José María Amorrortu (Bilbao, 22 de julio de 1953), el entrenador, considera "balsámica". Pero, atención, un bálsamo contra muchas más cosas que la propia ausencia de victorias y ese habitar zozobrante en la cola de la clasificación.
El club donostiarra acumula un problema de imagen institucional y algunos conflictos entre el consejo de administración y la afición que se manifestaron de forma notable en la asamblea de accionistas, la más dura de la última época. La consecuencia principal es que la apuesta por la cantera se ha visto sacudida por estos conflictos y la ausencia de buenos resultados. Por tanto, y como suele suceder en el fútbol, Amorrortu se ha visto a las primeras de cambio en la cuerda floja. "Personalmente, nunca he sentido miedo porque tengo las ideas claras, muy claras, sobre lo que hay que hacer. Pero no cabe duda de que, si los triunfos no llegan, yo tengo una parte de responsabilidad, especialmente en un mundo tan volátil como el del balón", advierte.
"Lo más gratificante ha sido el tiempo pasado con los jóvenes. Y esa formación no es ajena a mi actual misión"
"Arteta es un grandísimo jugador. No se me ocurre más que una razón a su falta de encaje: la adaptación"
Amorrortu está acostumbrado a lo contrario. Es decir, a sustituir al técnico caído en desgracia, asunto que le tocó gestionar en dos ocasiones durante su época en el Athletic. De gestionar las crisis ha pasado al primer plano tras una etapa interesante en el Eibar, un equipo rudo y clásico en la Segunda División al que transformó a base de modernidad con unos logros magníficos.
Actualmente, Amorrortu se ha embarcado en un proyecto que combina sus dos grandes pasiones: la dirección de un equipo y la formación de los jóvenes. Hasta ahora, lo segundo había prevalecido sobre lo primero, dibujando un perfil más acorde al de un director deportivo o un director del fútbol base. "De todo mi periplo, lo más gratificante ha sido el tiempo que he pasado trabajando con los chicos. Pero ese componente de formación tampoco es ajeno a mi actual misión, en la que no todo es la competitividad pura y dura por el mejor resultado. Aquí puedo combinar ambas cosas, aunque soy consciente de que la búsqueda del resultado es el tema prioritario".
La Real, en cualquier caso, renquea. Los problemas se han acumulado en su defensa, la línea que ha sufrido mayores alteraciones, y siguen teniendo un punto fijo en la ausencia de Xabi Alonso, traspasado al Liverpool y aún irreemplazable. "Lo cierto es que no hemos encontrado un futbolista de las características de Xabi. No tenemos otro Xabi. No contamos con él desde mediados de agosto y es una posición que nos ha dado mucho que pensar. En ese sentido, hemos construido un conjunto de otras características. En eso estamos".
El hombre teóricamente llamado a sustituir a Xabi es Arteta, el fichaje estrella de la Real, a la que ha llegado procedente del Glasgow Rangers. Sin embargo, no ha funcionado hasta el momento como se esperaba que lo hiciera. "Mikel es un grandísimo jugador y ha hecho un importante esfuerzo por venirse con nosotros. Pero lo cierto es que está en una fase de adaptación. Lógicamente, ha encontrado muchos cambios: una Liga distinta, un ritmo distinto, un equipo distinto..., muchos cambios. Por eso no se me ocurre más que una razón a su falta de encaje: la adaptación. No se explica de otra manera su situación porque es un gran futbolista. Pero también es verdad que el problema de un equipo nunca es el de un solo jugador El equipo no ha encontrado las garantías generales para funcionar como puede", afirma Amorrortu.
El principal encargo de Amorrortu, cuando fue contratado, fue reidentificar a la Real con una política de cantera que escarbase en sus señas de identidad y acabara con la imagen de club comprador de extranjeros desconocidos de desigual fortuna. "Para ello necesitas un espacio de tranquilidad", comenta Amorrortu; "lo que tengo muy claro es que se trata de una apuesta que hay que hacer y lo cierto es que la aportación de los jóvenes está siendo satisfactoria. Pero no es menos cierto que los jóvenes necesitan un marco de seguridad para superar su fase de adaptación. Y eso todavía no lo hemos tenido. Pero vamos a continuar con esa idea. Es un trabajo a medio y largo plazo, aunque en un equipo de fútbol sabes que dependes mucho del corto plazo, de lo inmediato".
El escenario no ha sido adecuado ni en lo deportivo ni en lo institucional. "Era un marco con algunas notas de discordia, como ya se vio en el ultimo partido de la pasada temporada, cuando se vivieron momentos difíciles. Eso hizo pensar que había un ambiente de desconfianza hacia el equipo. Pero creo que ahora el entorno es más favorable", considera Amorrortu, "porque la gente está con él y se ha identificado con los jóvenes".
Es el eterno juego entre la urgencia y la paciencia. "Se trata de que esta apuesta se haga realidad con calma. Pero, al mismo tiempo, reclama la necesidad del resultado para que no se vea soliviantada, aunque apreciamos una adhesión cada vez mayor. Conseguir buenos resultados es la medicina que todo lo cura. Es decir, necesitamos seguridad, pero también debemos ser eficaces".
A la Real se le ha criticado por sus desajustes defensivos y, quizá, la mala planificación de esa área. El caso Brechet -un futbolista que se fichó lesionado del Inter y que ha pasado por el quirófano causando baja durante un plazo de cuatro a seis meses- ha dañado la imagen de la Real, que ahora duda entre fichar un recambio de urgencia o ceñirse a la juventud. "Ciertamente, de medio campo hacia atrás es donde hemos hecho más cambios. Pero últimamente hemos preferido dar continuidad a un grupo de futbolistas", recuerda Amorrortu. Tampoco es menos cierto que la Real, con dos delanteros reconocidos, como Kovacevic y Nihat, tiene problemas con el gol: "Nos cuesta llegar con claridad", concluye el técnico, "aunque nuestros números globales de llegadas al área invitan al optimismo. Pero, sí, nos falta claridad. Quizá sea producto de un estado de ansiedad".
Hoy, en La Romareda, frente al Zaragoza, se encara una oportunidad de alzar la cabeza y empezar a mirar hacia cotas más altas de las que se han ocupado desde el comienzo de la competición.
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