Octubre de 1934
En su artículo del pasado 8 de octubre, Marta Bizcarrondo me alu-
de en extenso, cosa que agradezco, sin citarme, lo que me desorienta.
La cuestión que plantea es la legitimidad de la sublevación de octubre de 1934. Me parece que si el ideal es la democracia, todas las insensatas sublevaciones de la Segunda República (1932, 1934 y 1936) merecen condena. Y no es eximente la visión que se tuviera del contexto europeo del momento, que valía para todos. Por otro lado, es diferente el grado de responsabilidad de quien decía insensateces de quien, además, las hacía. Largo Caballero hizo las dos cosas; Besteiro, ni la una ni la otra.
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