El Fórum ha crecido
Colas en el recinto en el penúltimo día de exposición de los objetos que se subastarán
Más grande. Poco más de dos semanas después de su cierre, el Fórum ha crecido. No es que haya ganado más extensión -que lo hará cuando se complete la última fase de la explanada-, sino que tras haber desmontado gran parte de las estructuras, como la jaima o las tribunas del parque de los Auditorios, parece todavía mayor. Pese a esa desnudez, parte del territorio del recinto que acogió el Fórum volvió ayer a vivir largas colas. El motivo era la exposición pública de 30.000 objetos que forman parte de los activos del Fórum que se subastarán durante tres días: mañana, el viernes y el sábado. Colas que se formaron, sobre todo, para ver el material de informática -situado en una de las salas del Centro de Convenciones- y en la tienda que liquidaba las existencias de todo tipo de souvenirs del acontecimiento.
"No visité el Fórum, pero ahora aprovecho para llevarme algún recuerdo y regalos", explicó ayer un hombre que salía de la tienda cargado de camisetas. Sudaderas, vasos, gorras, chalecos, pantalones a docenas, hasta sacos de caramelos. Y casi todas las personas que entraban salían con bolsas. En los mostradores de la inscripción, más colas. "De momento se han inscrito más de 11.300 personas, de las que 5.900 han recogido su número. Por webcast [la forma de participar por Internet] lo han hecho 1.400", explicó ayer Patricia Munné, de la empresa Ferbosa, que se encarga de la subasta.
La sociedad está negociando la venta de algunos de los objetos más aparatosos que formaban parte de los espectáculos del Fórum, como la esfera de Mover el mundo, El gigante de los siete mares y los animalillos que componían Higroma. "No podemos todavía avanzar nombres hasta que se cierren los contratos, pero parte de esos espectáculos podrían permanecer en algún lugar público, como la esfera", precisó Munné. Si las negociaciones no llegan a buen puerto, Mover el mundo y los otros espectáculos serán subastados.
Fuera y dentro del Centro de Convenciones, personal del Fórum ayudaba a los que se querían inscribir y localizar los objetos. Pero también a un ejército de curiosos. "Es que la gente se entretiene mirando y tocando los equipos y claro... pasa el rato", comentó una joven con el chaleco del Fórum.
También se concentraron muchos curiosos en las salas de material de oficina, que hasta el cierre del Fórum se encontraba en el espacio que ocupaba el gabinete de prensa y parte de la organización. Casi con el metro en la mano, muchas parejas miraban y remiraban las mesas y sillas. "Es que estoy montando el despacho y esto me puede ir bien", explicó Josep Luís, un ingeniero. Catálogo en mano, se trataba de señalar los objetos que interesaban en una interminable lista. Nada menos que 30.000. Algunos en lotes, pero la mayor parte son piezas individuales. "A mí me interesan tres sillas, cajones y un portátil. Ya veremo cuál es el precio de salida", comentó José Antonio.
Familias enteras desfilaron ayer por el recinto del Fórum al que se podía acceder, sólo en parte, por la entrada de la depuradora. Esa zona era una de las que ofrecía una curiosa imagen: decenas de bancos de madera perfectamente alineados mirando al mar. Y mesas y más mesas de los chiringuitos, junto con inmensas balas del cañizo utilizado para crear sombra en las zonas de alimentación. Al lado, cientos de palos y algunos de los cubos de las taquillas.
Todo el espacio que ocupa la jaima y el Cielo de los Talismanes estaba acotado y no se podía acceder a él. En realidad, la jaima ya no existe porque la mayor parte de las lonas que la formaban ya han sido retiradas. Ayer, los operarios seguían desmontando esa estructura. Por eso, la plaza se veía inmensa. Algo parecido ocurría con el parque de los Auditorios tras la retirada de la estructura tubular que rodeaba el espectáculo El gigante de los siete mares. El panorama desde ese punto era el de un parque -con unos árboles que poco a poco van creciendo- que parecía perderse en el mar.
La cabeza y otras partes del gigante de este espectáculo descansaban en el suelo, en la bocana del puerto, junto con algunos de los vehículos utilizados en los pasacalles y las estructuras del espectáculo Fantótems. Las hormigas y arañas de Higroma descansaban bajo la placa fotovoltaica, que ayer volvió a actuar como un imán para los interesados en la subasta y curiosos.
En esa zona se exhibían, también, parte de los objetos que formaron parte de los talleres. Y las colchonetas y las fuentes de la jaima. El dedo del puerto que cobijaba Habitar el mundo estaba completamente desnudo. Parecido aspecto tenían los muelles del puerto, de los que han desaparecido las estructuras de tiendas y exposiciones.
En el centro del puerto se alzaba, cerrada, la esfera de Mover el mundo y ya no quedaba ni rastro de las estructuras del cabaret, ni del circo, ni del superpalo que utilizaban los voladores de Papantla.
En medio de ese extraño paisaje, y con una mañana espléndia -las playas de Barcelona estaban muy concurridas-, algunas familias no dudaron en instalarse en los bancos y mesas de los quioscos de alimentación bajo la placa fotovoltaica que no habían sido desmontados para comer un refrigerio que se habían traído. Bocadillos y refrescos. Precisamente la primera polémica que vivió el Fórum.
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