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Entrevista:JAVIER GARCÍA-RENEDO | Presidente de la Asociación de Española de Centros Comerciales

"En los horarios comerciales se ha olvidado al cliente"

La asociación española de centros comerciales celebra desde mañana su congreso bianual en Sevilla, un evento que coincide con el debate sobre la restricción de los horarios comerciales. Una vez que la mayor parte de las comunidades han adelantado que optarán por el mínimo de 72 horas semanales y ocho festivos, el presidente de la asociación, Javier García-Renedo (Santander, 1951), insiste en que se deje a los empresarios libertad de horario, dentro de esos límites.

Pregunta. En los últimos años, la apertura de centros comerciales se ha acelerado y el pequeño comercio pide a la Administración más restricciones.

Respuesta. Los centros comerciales están relacionados con como se manifiesta el consumidor. Si en urbanismo seguimos haciendo ciudades horizontales, ciudades extensivas, el centro comercial es una pieza básica de esas ciudades periféricas. Es cierto que el comercio de centro-ciudad es un bien cultural que tenemos que proteger, pero no creo en las medidas restrictivas. Si no tomamos medidas más amplias para que el centro de la ciudad no se degrade, no lo rehabilitamos, no terciarizamos su actividad, el comercio de centro de ciudad no tiene futuro. Las medidas que consistan en restringir la expansión del comercio de periferia son medidas pobres: podremos mantener el comercio tradicional con subvenciones, con horarios restrictivos, pero a la larga va a morir.

"El desarrollo del comercio no se puede hacer a costa de los más eficientes"
"Si seguimos haciendo ciudades extensivas, el centro comercial es una pieza básica"

P. Pero muchas veces parece que son los centros comerciales los que condicionan el urbanismo de las periferias, y luego vienen los problemas.

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R. Pensar que un centro comercial produce deficiencias de equipamiento es imputarle a una parte del problema el problema en general. Al reves, los centros comerciales son subsanadores de problemas de equipamiento. Si no existiesen los centros comerciales en las periferias de Madrid o Sevilla, los problemas de tráfico en el centro serían mucho mayores. Hay que buscar soluciones globales. El desarrollo del comercio no se puede hacer a costa de los más eficientes: es como si en el colegio diésemos menos horas de clases a los más listos, para que los menos listos se equiparen. Hay demasiada manipulación: los centros comerciales pueden ser con grandes superficies o sin ellas. Y están en el centro o en la periferia. En los casi 80 centros de Andalucía hay 4.000 tiendas. En los centros españoles entran los sábados seis millones de ciudadanos, es un fenómeno social, limitarlo es poner puertas al campo.

P. En los últimos dos años, la Junta ha establecido una tasa de tres euros por metro cuadrado para las grandes superficies, a las que también exige una nueva licencia, ¿se han ralentizado los proyectos?

R. Incidencia inmediata y directa no ha habido. El reglamentismo depende de la intención con qué lo hagas. Andalucía siempre ha sido una comunidad flexible, no por casualidad hay aquí casi 80 centros comerciales. No he detectado una relación tensa entre los centros comerciales y la Administración.

P. Sin embargo, el plan de orientación comercial de la Junta exige compensación económica a los pequeños comercios y a las infraestructuras municipales cuando considera que la zona está saturada, ¿qué le parece?

R. Cuando a alguien que quiere competir se le pone un sobreprecio, a mí me parece que va contra el sentido de lo económicamente viable. Ya bastante carga tiene alguien que se equivoque en su decisión. No debemos olvidar que los centros comerciales han creado el 6% del empleo de España, más de 40.000 puestos de trabajo al año. El comercio es junto a la construcción una de las actividades más expansivas. Si matamos a la parte más activa del sector, generaremos una crisis.

P. El Gobierno ha establecido un horario comercial mínimo más restrictivo, de 72 horas semanales y ocho domingos, al que se van a acoger la mayoría de las comunidades. Defiende que a mayor apertura, mayores costes y precios más elevados para los consumidores...

R. Son argumentos que repugnan al intelecto. Yo creo que al igual que la jornada laboral está fijada en 40 horas semanales, en el comercio está bien fijar el horario comercial: 72 horas, 90 horas, las que sean. Pero lo que no debe existir en la jornada comercial es una regulación exhaustiva que te fije a qué hora abrir y a qué hora cerrar. En este debate nos estamos olvidando del cliente. Cada formato de ventas, un supermercado, un hipermercado, un pequeño comercio, debe tener la relación de horario que mejor le venga con su cliente, dentro de la jornada semanal que se haya decidido.

P. ¿Y cree que las comunidades van a entrar también a fijar a qué hora abrir o cerrar?

R. Hay una rama amplia de comunidades en esta idea. El modelo catalán, que era el más restrictivo, parece que va a ser el que se va a imponer en el resto de España, mientras que el modelo de Madrid, el más permisivo, y mientras no se demuestre lo contrario el más eficiente, el que más crece, se va a quedar fuera. El tema de los horarios va a provocar una revolución de los consumidores, que nos van a pasar la factura a todos

P. Hay encuestas en las que los consumidores y los trabajadores se muestran a favor de horarios más restringidos

R. Esas encuestas no las conozco, no he visto los datos técnicos... Al consumidor lo que más le favorece es el máximo tiempo de apertura de un comercio. El coste de ese máximo grado de apertura es lo que tienen que valorar los comerciantes, pero deje a cada comerciante que regule su relación con su cliente.

P. El argumento de los pequeños comerciantes es que no tienen capacidad para flexibilizar sus horarios, que no podrían competir.

R. Todo tiene su coste, pero el pequeño comercio también tiene sus ventajas: la primera, la proximidad. Un pequeño seguramente no puede competir con más horas a la semana pero la libertad de fijar el horario le puede beneficiar tanto como al grande. Dejemos que las 72 horas semanales cada uno las distribuya como quiera.

P. ¿Es posible equiparar las comisiones que pagan pequeños y grandes por el uso de tarjetas de crédito, como propugna la Junta?

R. Eso es muy complicado, porque eso es entrar en el derecho mercantil y eso ya no es competencia de las comunidades autónomas, es del Estado. Las comisiones en los contratos mercantiles están absolutamente liberalizadas en aplicación de directivas europeas, tendrían que hacer lobby en Bruselas.

P. ¿Cómo serán los centros comerciales que vienen?

R. Lo que viene es una vuelta a sus orígenes: que el centro comercial sea una parte de nuestra vida, de nuestra convivencia. Que sean algo muy parecido a lo que fue la ciudad hace unos años. Que el centro comercial sea el punto de encuentro social. En una sociedad como la nuestra, con mucha gente pendiente de la televisión o de Internet, tan dada a aislarnos de nuestro entorno social, los centros comerciales son lo contrario: favorecen el encuentro y la sociabilidad, sobre todo a los más jóvenes.

P. Que se inician así en la sociedad del consumo.

R. Seamos consecuentes, si desarrollamos una sociedad consumista, el centro comercial va a ser el paradigma: que sea al menos un punto de relación social. Lo triste sería que fuéramos consumistas solitarios.

P. Las ventas por Internet, ¿son una amenaza para los centros comerciales?

R. No, no, al final todo lo que te puedan imaginar en el mundo virtual si quieres tocarlo, comprobarlo, vas al centro comercial, es el sitio más accesible.

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