Bares de Despeñaperros
Este puente he viajado hacia el norte, y cruzado Despeñaperros. Sobre las nueve de la mañana, me detuve en un bar (La Cabaña) a tomar mi acostumbrado desayuno: tostadas con aceite. Un camarero mal encarado me dijo: ¡no hay tostadas, sólo bocadillos! Pasé a otro de los bares-restaurante que hay al lado. Recibí idéntica respuesta. Probé fortuna un poco más adelante (El Puente, punto kilométrico 220). Más de lo mismo: bocatas, los que quiera; tostadas, ni una. ¿Razón? Muy sencilla: ante la avalancha de viajeros por el largo puente, los bares se pusieron de acuerdo y decidieron triplicar las ganancias. Por un bocata cobraban tres y cuatro veces más que por una humilde tostada. ¿Quién vigila este clarísimo abuso? Luego se quejarán los hosteleros de que el turismo baja.