Bush y Kerry se lanzan a por el voto de cuatro Estados impredecibles
El presidente visita Iowa y Minnesota y el demócrata hace campaña en Ohio y Florida
Tras el debate del pasado viernes, el presidente George W. Bush y el senador John Kerry no han perdido ni un minuto de una más que ajustada campaña y se han lanzado a la conquista de Estados críticos para las elecciones del 2 de noviembre. Bush, en Iowa y Minnesota, y Kerry, en Ohio y Florida -cuatro Estados impredecibles en intención de voto-, trataron durante todo el fin de semana de rentabilizar al máximo los réditos obtenidos en el debate y la aversión que siente el uno por el otro, escenificada en San Luis.
Las espadas siguen en alto y los ataques se renuevan con mayor virulencia. No en vano faltan poco más de tres semanas para la hora final. "Kerry no ha pasado el test de la credibilidad", aseguró Bush el sábado, mientras que el senador de Massachusetts declaraba que la elección "no podía estar más clara después de lo que vieron el viernes por la noche".
El candidato demócrata a la presidencia calificó al actual ocupante de la Casa Blanca como un hombre testarudo, colérico y sin dotes para dirigir el país. "Es incapaz de enfrentar la realidad y admitir sus errores", declaró Kerry en un mitin en Cleveland (Ohio).
Primero en Iowa y luego en Minnesota, Bush hacía sangre en el talón de Aquiles de Kerry y ridiculizaba su falta de credibilidad repitiendo el estribillo que estrenó en el debate del viernes por la noche: Kerry "puede correr, pero no esconderse" de sí mismo. En ambos casos, la multitud que asistía a los mítines devolvía la misma frase al presidente cuando éste terminaba parte de su discurso y se disponía a reemprenderlo. Llegado un momento, Bush se declaró ganador del debate de San Luis ante más de 7.000 seguidores en Waterloo (Iowa). Y afirmó: "Casi no pude contenerme a mí mismo" cuando Kerry, con "cara muy seria", dijo que "nunca había cambiado su opinión sobre Irak". "Debe de pensar que vivimos en otro planeta", remachó entre aplausos.
A cientos de kilómetros de distancia, el candidato demócrata confesaba: "Para mí, el momento más sorprendente de toda la noche [por el viernes] fue cuando se le pidió a George Bush citar tres errores cometidos por él... ¡y el presidente no supo citar ni uno!". En otro acto de sinceridad, Kerry relató haberse sentido "un poco inquieto". Se refería al momento en que Bush interrumpió al moderador del debate, el periodista Charles Gibson, para responder a una declaración de su rival. "Pensé que el presidente iba a atacar a Gibson", exclamó Kerry.
Con energía y mirando la garganta de su contrincante, ambos políticos se han lanzado a cuatro Estados de vital importancia. El demócrata Al Gore ganó -y Bush perdió- tanto Minnesota como Iowa en 2000, pero las encuestas están muy ajustadas en esta contienda. Bush ganó Ohio y Florida en 2000, pero ahora, los estrategas de campaña están bajo presión para obtener una victoria electoral, incluso a pesar de no obtener esos dos Estados, con 47 votos electorales entre ambos.
Muchos son los sentimientos que están aflorando a 22 días de las elecciones y a sólo dos del próximo debate electoral de Arizona. Pero el que más sobresale es el del enfado, que se concentra en los votantes de John Kerry. Aunque no precisamente contra él. Cerca de la mitad de los votantes que apoyan al senador demócrata están "enfadados" con la política de la Administración de Bush. Ese enfado alcanza cotas coléricas en los grupos que con más fuerza apoyan a Kerry: liberales, demócratas de base y personas no religiosas. Muy lejos de este porcentaje queda "el enfado" que las bases de Bush sienten por su contrincante.
Mientras que el 50% de los demócratas están molestos con las políticas de Bush, por ejemplo, sólo el 19% de los conservadores se sienten enfurecidos con las propuestas de Kerry, según datos de la cadena ABC.
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