Las carreteras, la clave en Burgos
Madrid
¿A qué se debe que la provincia de Burgos acumule 63 pueblos, muchos con menos de 100 almas, en la estadística de municipios con mayor índice de delitos por habitante? En los campos burgaleses hay lugares como Espinosa del Camino (37 vecinos; tasa de infracciones, 108 por 1.000) y Ameyugo (91 habitantes, con un índice de 274) que multiplican varias veces la media nacional de delitos en relación a la población. Lejos de ser más conflictivos que el resto, estas dos localidades tienen algo en común que explica en parte la anomalía estadística: dos carreteras nacionales atraviesan sus tierras.
Más de 900 kilómetros de grandes carreteras recorren Burgos, donde se cruzan redes viarias que unen Madrid con el País Vasco, Cantabria, La Rioja y Navarra; la autopista que enlaza Euskadi con el valle del Ebro y el Mediterráneo; y la carretera que toman los portugueses que van o vuelven de Francia. Por esta encrucijada viaria pasaron en 2002 más de 2,6 millones de vehículos por kilómetro de vía.
"Ésa es la clave de la criminalidad que se nos adjudica", explica Berta Tricio, subdelegada del Gobierno en Burgos. "Estos pueblos están situados a lo largo de las carreteras, y si tenemos en cuenta que la provincia tiene una densidad demográfica muy baja, una detención por alcoholemia o el robo en un camión vician la estadística". La Comandancia de la Guardia Civil de Burgos cuenta con 737 miembros, 189 de ellos en la Agrupación de Tráfico. Sólo en la madrugada del pasado 1 de octubre los agentes del instituto armado presentaron 11 denuncias durante una operación de control en la A-1 y la AP-1. "Esta es una provincia segura; la delincuencia común a la que nos enfrentamos se refiere a delitos menores", zanja Tricio la cuestión.
Fontioso está a 50 kilómetros al sur de Burgos por la A-1 (Madrid-Irún). Con una población de 68 personas -"aunque sólo seremos 27 en invierno, contando con viudos y viudas, los medios vecinos, como los llamo yo", calcula Faustino Orcajo, alcalde del pueblo (PP)-, se cometieron 28 delitos y faltas en 2003, destacando como el pueblo más peligroso de la provincia: 411 infracciones por 1.000 habitantes. "¡Ni que esto fuera el oeste americano!", salta Orcajo divertido cuando se le dan los datos. Como el último delito cometido en el pueblo fue el allanamiento del Ayuntamiento hace un año y medio -"fíjese que los bandidos no se llevaron ni el ordenador de lo viejo que está"-, Orcajo acudió al cuartel de la Guardia Civil de Lerma, donde le explicaron que los incidentes que refleja la estadística ocurrieron en la gasolinera y el restaurante, en la A-1: "El robo en un camión, jaleos en la cantina, cosas así".
Si se obvia la población de la capital, Miranda de Ebro y Aranda de Duero, las tres ciudades grandes de la provincia, la densidad de población de los otros 367 municipios de Burgos no llega a 8 habitantes por kilómetro cuadrado; en Fontioso ese cálculo es de 0,4 vecinos.
- ¿Y cuál es el último delito grave que usted recuerda en el pueblo?
- (El alcalde Orcajo se toma su tiempo) "...debió ser en los años 40 cuando mataron a un portugués que trabajaba en la construcción de la vía del tren".
No hay de qué preocuparse en Burgos, pues.
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