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Imaz afirma que la banda no podrá rehacerse como después de Bidart

El presidente de la ejecutiva del PNV, Josu Jon Imaz, realizó ayer un análisis optimista, a partir de la mala situación de ETA y su pérdida de apoyo sociológico, que le lleva a concluir que la organización terrorista no podrá rehacerse del golpe sufrido con la actuación policial en Francia, tal y como hizo después de la caída de su dirección en Bidart en 1992.

Imaz, en una entrevista a periódicos del grupo Vocento, estima que no existe en estos momentos "una sociología que permita una reproducción del fenómeno en la misma temporalidad" y se felicita además de que "afortunadamente" exista "una creciente cooperación internacional, fruto del espacio judicial y policial europeo" contra el terrorismo. "No estamos en las circunstancias de Bidart en 1992", sentencia.

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El presidente del PNV califica de "operación policial positiva, sin resquicio" la que llevó a la detención de los máximos responsables de la banda, "porque hablamos de personas y de material cuyo destino era atentar".

La vía policial es, según Imaz, "el catón". "¿Qué otra cosa puede hacer una sociedad que no sea perseguir y poner ante la Justicia a quienes matan y amenazan?", se interroga. Aunque dice que el concepto de "final dialogado" no debe ser obviado, lo despoja de todo contenido político.

Imaz considera que ETA está "en una fase de decadencia" y, aunque se muestra prudente sobre la evolución de la banda y advierte de que todavía generará "sufrimiento", resalta la inexistencia de condiciones para su recomposición en la misma magnitud que en ocasiones anteriores. El líder del PNV menciona su "debilitamiento social, con un rechazo en progresión geométrica en la sociedad vasca" y destaca como "lo más novedoso" la existencia de un gran "hastío" en el espacio sociológico del radicalismo abertzale.

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Fase de decadencia

ETA debería tener en cuenta todo ello, aconseja Imaz, "no para emprender una huida hacia adelante, sino para cesar su actividad terrorista". "Si le queda algo de sentido común", precisa. En otro caso, cada atentado provocará "tal conmoción" que ahondará "la disociación" ya creciente entre esa "sociología de la izquierda abertzale" a la que atribuye "hastío" y la organización terrorista.

Ello aceleraría su "grapización" y decadencia, vaticina Imaz, porque al mundo civil y político que ha sintonizado con ETA no le quedará más disyuntiva que cortar amarras con la banda o arrojarse con ella "al abismo". ETA no será ya más un agente político, asegura.

Imaz dice no atreverse a hablar de "recta final" en la actividad terrorista de ETA, pero cree que "los tiempos cada vez serán más cortos y los picos [de actividad] menos pronunciados", por lo que, en todo caso, sí define la etapa por venir como "un proceso de debilitamiento y finalización de su actividad".

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