Bush y Kerry pelean por los votos de los indecisos en su segundo gran duelo electoral
La guerra de Irak y el empleo dominan las intervenciones de los dos candidatos
El presidente George W. Bush y el senador demócrata John Kerry se enfrentaban esta madrugada en su segundo debate electoral (entre las tres y las cuatro y media de la madrugada, hora peninsular española) con un escenario de fuerte enfrentamiento sobre Irak y de discusión sobre la economía y el empleo, a juzgar por las intervenciones de los dos horas antes de la cita de San Luis (Misuri). Varios sondeos colocan a los dos candidatos en la franja del empate: en uno gana Kerry por cuatro puntos, en otro gana Bush por dos y en el tercero la diferencia a favor del presidente es inferior a un punto.
La lucha por los indecisos era el objetivo fundamental de esta madrugada. El segundo debate presidencial tenía dos diferencias importantes con el de Miami. En primer lugar, el peso principal recaía sobre Bush, obligado a reparar su mala actuación de la semana pasada; después, el formato era más arriesgado para los dos participantes, que, sentados en taburetes y con posibilidad de moverse por el escenario -en principio, una ventaja para Kerry, que es más suelto en estas cosas- debían responder a una veintena de preguntas de la audiencia elegidas por el moderador.
El presidente llegaba al debate con dos frentes abiertos: Irak y el empleo. Las cifras de ayer no son demasiado estimulantes: aunque la tasa de paro se mantiene en el 5,4%, en septiembre sólo se crearon 96.000 puestos de trabajo, cuando algunas previsiones hablaban de 150.000. Bush sostiene que hay una recuperación en marcha y que tiene planes de recortes fiscales, y Kerry iba a recordarle que será el primer presidente desde la Depresión en cuyo primer mandato no se ha creado empleo.
En cuanto a Irak, la gran pelea pivota sobre el informe oficial presentado al Congreso el miércoles, en el que se confirma que no había armas de destrucción masiva en Irak en el momento de la guerra. Bush asumió el error el jueves -por primera vez-, pero hizo más hincapié en la parte del documento en la que se dice que Sadam Husein tenía la intención de reanudar sus programas de armas cuando se levantaran las sanciones de la ONU, y cargó contra Kerry: "Dice que yo engañé a los estadounidenses cuando él mismo mencionó los datos de inteligencia que teníamos sobre esos arsenales como la razón por la que votó a favor de la guerra. ¿Quién es el que está tratando de engañar a los norteamericanos?".
Kerry no fue menos agresivo. Tras decir que Bush y Cheney serán las dos últimas personas del planeta en admitir que la guerra fue un error, acusó al Gobierno de exagerar los datos que se tenían para justificar la invasión, de aplicar "un modelo de engaño" y de desviar hacia Irak la guerra contra Al Qaeda. "Y el resultado es que los graves errores de juicio del presidente nos han hecho más vulnerables y menos seguros".
Horas antes del debate se esperaba que Kerry machacara en el hierro caliente de los errores cometidos para convencer al electorado que no es lo mismo ser tozudo que tener razón; y que Bush recordara a Kerry sus votaciones en el Senado sobre Irak y otros asuntos relacionados con la defensa, para convencer a los estadounidenses de que es débil y contradictorio y que no puede ser comandante en jefe en la guerra contra el terrorismo.
En auxilio del presidente, Paul Bremer, el ex responsable de la Coalición en Irak, que dijo el lunes que fue un error ganar la guerra con un Ejército insuficiente en número, escribió ayer en The New York Times que "Kerry es libre de citar sus comentarios, pero, si quiere ser sincero, también debería decir que repetidamente he afirmado que Bush tomó una decisión valiente y acertada al liberar Irak de la brutalidad de Sadam y que el presidente tiene razón al ver la guerra en Irak como el frente central de la guerra contra el terrorismo".
El debate de anoche era, probablemente, la última oportunidad de cruzar argumentos cara a cara sobre Irak para los dos candidatos, porque el tercero y último, que se celebrará el miércoles en Arizona, estará dedicado a asuntos nacionales y a la economía.
Bush y Kerry llegaron a San Luis más empatados que nunca en los sondeos: uno de Reuters indica que el presidente tiene una intención de voto del 45,9% frente al 45,2% para Kerry, con un 6,5% de votantes aún indecisos. Una encuesta del jueves de Associated Press daba a Kerry cuatro puntos de ventaja, y una tercera ponía a Bush dos puntos por delante.
DIARIO DE CAMPAÑA
- MUCHOS SONDEOS, PERO EN TODOS EMPATE. A pesar de la cascada de sondeos electorales, los dos candidatos a la presidencia de Estados Unidos no salen de la franja del empate. El sondeo más reciente, publicado por Reuters, deja a George W. Bush y John Kerry en una diferencia de menos de un punto, con décimas de ventaja para el presidente. Otro le da una ventaja de dos puntos y en un tercero, publicado por AP, es Kerry el que saca cuatro puntos de ventaja.
- ÚLTIMAS NOTAS SOBRE IRAK. El debate de esta madrugada era la última oportunidad de los candidatos para hacer ver que tienen un plan sobre la situación en Irak. Nuevos horrores en directo, como el asesinato del británico Kenneth Bigley y las acusaciones de haber bombardeado una boda en Faluya no permiten tibiezas ante el público. El próximo y último debate tratará sobre temas nacionales y de economía.
- VOTOS REBAÑADOS EN LOS CUARTELES. La situación de empate técnico entre ambos candidatos y la constatación de que existe más de un 60% de indecisos han llevado al Pentágono a intentar, por primera vez, que voten el 100% de las Fuerzas Armadas de EE UU. Son órdenes directas del secretario de Estado, Donald Rumsfeld, recibidas en todas las bases militares del país.
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