_
_
_
_
Crítica:JUEGOS
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Piedras preciosas contra demonios

Durante una historia de acción y rol hay que devolver la tranquilidad a los Reinos Olvidados, un territorio de espléndidos paisajes

El Señor de Los Anillos: Las Dos Torres, lanzado por Electronic Arts el año pasado y desarrollado por Stormfront Studios, marca una senda muy correcta de cómo se puede desarrollar un juego de acción con pinceladas de rol contando una historia que permite desfilar por paisajes preciosistas en tres dimensiones. Atari no ha dudado en contratar al mismo estudio para llevar a cabo un clon ambientado en los Reinos Olvidados, haciendo uso de la licencia de Dragones y Mazmorras, que ha adquirido para la ocasión. Dado que en definitiva lo que hay que hacer es repartir mandobles a orcos, trols y todo tipo de criaturas mitológicas, se han contratado los servicios del reconocido escritor de literatura fantástica y periodista de The New York Times

'Demon Stone'

Desarrolla: Stormfront

Distribuye: Atari

Plataformas: PS 2, Xbox

Género: Acción y Rol

Edad recomendada: Mayores de 13 años

Precio: 60 euros

Internet: www.demonstone.com

Más información
El hombre que quiso ser Dios

R. A. Salvatore para dotar la experiencia de un argumento cercano al de una película. El resultado es una aventura lineal en la que suceden pequeños acontecimientos que dan sentido al derroche de magia y violencia.

Veloz como el primer descenso de una montaña rusa, el disco se mete de cabeza en la historia, con una breve introducción de vídeo que cuenta cómo el mago Khelban encerró a los dos demonios que luchaban por dominar la tierra en sendas gemas, y cómo, por error, han sido liberados. Inmediatamente se está a los mandos de Rannek, el guerrero rebanando cuellos en mitad de una batalla donde, entre otras cosas, hay que intentar no morir achicharrado bajo el aliento de los dragones. A pocos metros se halla presa en una jaula la ladrona Zhair, una semi-Drow que hace malabares con sus dagas. Tras liberarse -ella sola se basta y se sobra-, se une a Rannek. Al rato hace lo mismo Illius, el joven y apuesto mago. Los tres forman el equipo que el usuario puede controlar para abrirse paso por los bonitos escenarios inspirados en los Reinos Olvidados, como las minas de gemas o las junglas de Chult.

Una única pulsación de la cruceta de dirección basta para pasar de repartir estopa con el acero a lanzar dagas o conjurar hechizos, haciendo uso de los tres protagonistas. El jugador no puede encariñarse sólo de uno, porque mientras se lucha, los otros dos pueden resultar seriamente heridos y es menester tomar el control del que peor está de salud para impedir que el viaje termine antes de lo deseado. También se da el caso de que en determinadas situaciones hay que echar mano de las características únicas de cada personaje, ya sea para hacer un ataque desde la infiltración sin ser detectado, que sólo puede realizar la ladrona, o para abrirse paso a través de una pared mediante un conjuro del mago.

Amontonando cadáveres se consiguen puntos de héroe. Llenando el contenedor de estos puntos es posible hacer un ataque especial que fulmina a varios enemigos. Si los tres héroes están en disposición de ejecutar un ataque especial, entonces pueden hacer una acción de equipo que limpia de una forma espectacular todos los trasgos, wargos y cuantas criaturas peludas hayan en la pantalla.

Hasta aquí la acción. Ahora llega la parte rolera. Entre cada capítulo -hay 10-, se reparten los puntos de experiencia y se compran nuevas armas y objetos mágicos. Hay que administrar bien los recursos o los héroes tendrán poco futuro. Es esencial comprar capas o armaduras para hacerles más resistentes a los ataques. También aprender las habilidades y ataques especiales permitirán acabar con los jefes del final de cada capítulo. Si el usuario no tiene muy claro en qué invertir sus puntos y monedas, se pulsa en la opción de compra automática y el propio juego se encarga de hacerlo por él, asegurando de esta manera que al llegar a determinado punto no le va a faltar un ataque imprescindible. Es cierto, el rol es un pretexto, un argumento de venta, y hará que los puristas critiquen este disco, pero el resultado final es divertido. La forma de jugar se parece a un Double Dragon, la recreativa de Taito de 1987, pero es mucho más bonito y en tres dimensiones.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_