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Reportaje:

Murallas tartesias

Descubierta en Manilva una fortaleza del siglo VIII antes de Cristo

Quince años después de las primeras prospecciones arqueológicas en el Cerro de los Castillejos, en el término municipal de Manilva, los trabajos para delimitar este yacimiento han sacado a la luz un descubrimiento de "dimensiones excepcionales", según los expertos. Las excavaciones realizadas durante el verano han revelado la existencia de una fortaleza prerromana, de aproximadamente 2.800 años de antigüedad, que formaba parte de la periferia de Tartesos. Un yacimiento, fechado en el siglo VIII antes de Cristo considerado entre los 10 más importantes de Andalucía correspondientes a este periodo.

"El perímetro, que abarca 22 hectáreas, es extraordinario", insiste uno de los responsables del equipo de arqueólogos, José Suárez. Todo el frente estaba rodeado por fuertes torres y grandes bastiones que controlaban el poblado.

En su lado norte hay tramos de dos hiladas y de más de tres metros de ancho. Al oeste un muro de dos metros de ancho discurre en dirección al río, lo que garantizaba el control de las vaguadas.En la zona más adusta, la topografía del terreno actuaba como protección natural. Se cree que delante del muro había un frente en forma de talud que actuaría como defensa para evitar ataques.

Las excavaciones practicadas han dejado de momento al descubierto una línea de muralla de 4,30 metros de anchura y 1,68 de alto, con 11 hiladas. Se calcula que la primera ocupación de la fortaleza se produjo sobre el siglo VIII antes de Cristo.

Según el delegado de Cultura, Francisco López, el valor del yacimiento de Castillejos de Alcorrín radica "no sólo en su tremenda extensión", sino, sobre todo, por su potencial para "la interpretación de esa época", para conocer los contactos o relaciones comerciales entre los habitantes de la zona y los fenicios.

Se cree que el recinto estuvo ocupado durante un siglo. En el año 500 después de Cristo se volvió a utilizar, aunque se estudia si fue usado como establo o como almacén de construcción.

Los restos hallados ponen de manifiesto el contacto de las culturas indígenas pertenecientes a la tardía Edad de Bronce con la cultura fenicia. Se ha hallado la primera hacha de bronce fenicia documentada en la provincia de Málaga, así como restos manufacturados de cerámicas consistentes en fragmentos de cazuelas y ollas para cocinar y almacenar alimentos, en las que predominan los bruñidos típicos del Bronce final. Estos restos se suman a los escasos fragmentos de cerámicas elaboradas a torno, posiblemente correspondientes a ánforas de tipología fenicia. Asimismo, han aparecido algunas escorias metálicas que indican que dentro del asentamiento se llevaron a cabo procesos de transformación metalúrgica, quizás de cobre o bronce.

"Lo que se ha hecho es mínimo, no hay ni un 1% de lo que es el yacimiento", explicó Suárez. En el futuro el recinto hallado en Manilva podría formar parte de un gran parque arqueológico con los yacimientos de Casares, Jimena y Montilla.

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