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Los desequilibrios de la economía exigen un nuevo Bretton Woods

El déficit por cuenta corriente estadounidense equivale ya al 1,25% del PIB mundial

El ex secretario del Tesoro de EE UU Larry Summers explicó ayer que el déficit por cuenta corriente de su país, que asciende por primera vez al 1,25% del PIB mundial, es insostenible y abogó por un nuevo acuerdo de Bretton Woods no escrito, en el que esté incluido China, para evitar una crisis. El director gerente del FMI, Rodrigo Rato, insistió, al clausurar la asamblea del Fondo y el Banco Mundial, en que todos los países deben asumir su parte en la superación de esos desequilibrios. Pekín no tiene plazo para flexibilizar su moneda.

Larry Summers, actual decano de la Universidad de Harvard, consiguió un lleno total. Su conferencia sobre el déficit por cuenta corriente de la balanza de pagos norteamericana, que asciende a 600.000 millones de dólares (5,5 % del PIB de EE UU), fue seguida por unas 300 personas. Summers explicó que hablaba a título personal, habida cuenta de la batalla electoral en curso por la Casa Blanca.

Summers afirmó que nunca antes en la historia económica el déficit por cuenta corriente había alcanzado la cifra de un 1,25% del PIB. La economía norteamericana representa, en cifras redondas, el 30% del PIB mundial. Señaló que estas cifras no son deseables ni sostenibles. "Nuestra experiencia con un déficit de este tipo, por una parte, y con el tipo de cambio, por la otra, nos indica que es necesario hacer el ajuste antes de que haya una gran presión", dijo Summers, en un esfuerzo por no pronunciar la palabra "crisis".

Según dijo, una corrección podía venir de un ajuste severo de la economía norteamericana, una fuerte depreciación del dólar o un acuerdo con los países de Europa, Japón y China, para que el ajuste se reparta en una especie de nuevo acuerdo no escrito como el que se pactó en Bretton Woods hace 60 años, y que supuso la creación del FMI. Summers explicó que EE UU debe dar una señal muy clara a China de que va a corregir su desequilibrio, como una suerte de moneda de cambio para que las autoridades chinas comiencen a dar pasos efectivos en la apreciación de su moneda, algo que, señaló, se puede conseguir a través de diversos mecanismos como una flotación o un sistema de cambio fijo más flexible.

Mientras, el vicegobernador del Banco Central de China, Li Ruogo, declaró que su país se está "moviendo en dirección a un tipo de cambio más flexible, basado en los mecanismos del mercado". Y añadió: "Cuánto tiempo va a llevar, no lo sé". El tipo de cambio chino (8,28 yuanes por dólar) está vinculado a la fluctuación del dólar norteamericano. Las autoridades norteamericanas estiman que debe apreciarse un 20%.

Por su parte, Rodrigo Rato volvió a insistir ayer, al clausurar la asamblea anual, en que la recuperación en curso tiene una serie de riesgos. En primer lugar, el alza de los precios del petróleo. Si bien hasta el momento no ha tenido consecuencias inflacionistas importantes, el FMI llama a las autoridades a redoblar la vigilancia. En segundo lugar, el director gerente ha subrayado "el reto que supone proceder a una transición ordenada hacia tipos de interés más altos". Y, finalmente, Rato también habló de los desequilibrios entre las diferentes regiones. Rato ha insistido en el déficit fiscal norteamericano.

"En EE UU, la Reserva Federal comenzó este año a tomar medidas satisfactorias cuando advirtió que la expansión ha recobrado impulso. Necesitamos ahora que la política fiscal de este país siga el ejemplo para lograr una reducción de más envergadura del déficit a medio plazo", dijo. Aunque no mencionó a China, señaló que "una mayor flexibilidad cambiaria en las economías emergentes de Asia satisfará necesidades tanto multilaterales como nacionales".

Otro de los temas predilectos de Rato, según lo ha ido reiterando en sus discursos, ha sido la reforma de los sistemas de pensiones en Europa y la consolidación fiscal. "Es necesario fortalecer la posición fiscal a medio plazo. La relación entre la deuda pública y el PIB debe volver a un nivel tolerable en varios países, incluidos muchos de América Latina. Este fortalecimiento ayudará a los países tanto desarrollados como en vías de desarrollo a hacer frente a las presiones del envejecimiento de la población", subrayó. "Hay mucho que aprender de los ejemplos proporcionados por países como Australia, Canadá, Chile y Suecia, que han tomado medidas preventivas para consolidar su situación fiscal, incluso reformando el sistema de pensiones", ejemplificó. "Tratamos de hacer pasar estos temas a un segundo plano, llamándolos de medio plazo, pero hoy los tenemos frente a nuestros ojos. El medio plazo llegó antes de lo que pensábamos", advirtió.

El caso de Argentina

Ayer, Rato volvió a señalar una idea que ya forma parte de su nueva filosofía. "La posibilidad de que el Fondo deniegue la concesión de respaldo financiero crearía mayores incentivos para aplicar políticas sanas, lo cual eliminaría de raíz la necesidad de recurrir a financiación", dijo. Esta frase alude, implícitamente, a ciertas experiencias traumáticas, como Argentina.

En estos momentos, las autoridades argentinas tienen que superar un nuevo examen (la tercera revisión del protocolo acordado con el FMI en septiembre de 2003) y el pago de compromisos, en la recta final de la reestructuración de la deuda vencida (bonos por 96.000 millones de dólares), que comenzará en los próximos días con la propuesta formal de las autoridades argentinas a los acreedores. Algunos países del G-7 (EE UU, Alemania, Japón, Francia, Reino Unido, Italia y Canadá), en particular Italia, se han hecho eco de los inversores locales que quedaron atrapados en la deuda argentina y están exigiendo dureza.

El presidente de la Reserva Federal, Alan Greenspan, ayer en Washington.
El presidente de la Reserva Federal, Alan Greenspan, ayer en Washington.EFE

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