Van der Freire
Van der Freire ataca de nuevo. Y ya van tres... de momento. Bueno, escribo desde la emoción. Escribo también desde mi habitación del hotel, la misma que comparto con el nuevo campeón del mundo, que todavía no ha osado aparecer por aquí quizá porque ya se imagina la que le espera.
No, es broma; todavía anda por la meta. Que si el podio, que si el control, que si la conferencia de prensa, que si todos se acercan a felicitarte, que si todos son amigos y ya sabían que ibas a ganar y... cosas de ese estilo. La verdad es que sólo pensarlo da un poco de stress, pero no estaría mal si a mí me tocase.
Sigo. ¿Qué quieren que les diga? Yo creo que lo más real es caer en el tópico: estamos contentísimos por lo que acabamos de hacer. Óscar ha ganado. Óscar ha levantado los brazos, pero yo les aseguro que cada uno de los doce compañeros que nos hemos dejado la piel en el circuito de Verona nos sentimos ganadores. Y también el resto de los integrantes de la selección, empezando por Antequera y terminando por el Potro.
Ahora mismo hay en esta habitación cinco botellas de champaña esperándole. Dado que tenemos el orgullo de contar con el viejo campeón mundial, qué mejor que hacer aquí mismo una ceremonia alternativa en la que el campeón saliente le pase el maillot al campeón entrante, ¿no? Pues aquí, en directo, en la 419 del hotel Tryp, más o menos a las ocho de la tarde y sin cámaras que lo atestigüen.
De la carrera se podrían contar cosas, pero después de ganar todo resulta superfluo. El engranaje de Antequera ha funcionado a la perfección. Eladio y yo fuimos los sacrificados en la parte inicial de la carrera y quizá incluso nos excedimos en nuestro trabajo, pues llegamos hasta la vuelta 12ª en un total de 18.
Luego, entraron en acción el resto de compañeros, cada uno estuvo en su sitio y, al final, estuvo el que tenía que estar. ¡Ah!, y me sabe mal hacer una mención especial porque todos la merecemos -esa modestia-, pero es que lo de Valverde ha sido excepcional, pues, si en vez de lanzar el sprint, va a lo suyo, ahora estaría con una medalla en sus hombros.
Pero no; él cumplió y el resultado es éste. Pues nada más. Esto es lo que hay; que el día ha sido largo, pero lo va a ser más aún. Me despido con una gran felicitación a todo el equipo que a mí también me incluye. Y nada, que espero que hayan disfrutado con el espectáculo.
Pedro Horrillo, corredor del Quick Step, formó ayer parte del equipo español.
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