Un feliz debut escénico
Isabel Coixet vive una buena racha. El pasado lunes recibió el Premi Nacional de Teatre catalán -el máximo galardón cultural que entrega el Gobierno catalán- y el último viernes el mismo presidente de la Generalitat de Cataluña, Pasqual Maragall, arropó su debut como directora escénica en Salt, un debut feliz, con 84 Charing Cross Road, una obra intimista que abrió la XIII edición del Festival Temporada Alta de Girona.La obra se presenta el próximo martes 5 de octubre en el teatro Romea de Barcelona y, a partir de principios del año próximo, en su versión en castellano, viajará a Málaga y a Madrid.
Desde que en el año 1995 escribió, dirigió y produjo su película revelación Cosas que nunca te dije, Coixet (realizadora también, entre otras películas, de A los que aman, Mi vida sin mí) parece sentir una fascinación especial por el universo de los sentimientos ocultos, por todo aquello que nos callamos y que moldea el paisaje que da fondo al mundo tangible y demostrable, esa nebulosa que rodea y crece en paralelo a toda relación humana, cuando no se la come, producto a menudo de la fantasía y en la que proyectamos nuestras ilusiones.
84 Charing Cross Road
De Helene Hanff. Versión: James Roose-Evans. Traducción: Joan Sallent. Intérpretes: Carme Elías, Josep Minguell. Escenografía: Jon Berrondo. Iluminación: José Luis López Linares. Composición musical: Alfonso Vilallonga. Adaptación y dirección: Isabel Coixet. Teatre de Salt, Girona, 1 de octubre.
Éste es el universo que compartían Helene Hanff (19191997), autora teatral y guionista estadounidense afincada en Manhattan, y Frank Doel, el encargado de ventas de una pequeña librería especializada en libros de segunda mano situada en Charing Cross Road de Londres. Ella descubrió el anuncio de la librería en el Saturday Review y empezó a pedir por carta un montón de ediciones descatalogadas difíciles de encontrar.
Pasión y respeto
Bajo la aparente relación epistolar puramente comercial, un intenso y profundo idilio surgió entre ambos, por supuesto nunca explícito, una subtrama sutil y delicada que cobró más fuerza que la trama real, la de los dólares y las libras esterlinas. En las cartas que se intercambiaron durante casi 20 años -y que han sido publicadas en un libro (Anagrama)- aflora la pasión y el profundo respeto de ambos por los libros y la lectura, descubrimos detalles de las vidas de los dos y se nos sitúa en el contexto histórico que va desde los años posteriores a la II Guerra Mundial hasta finales de la década de 1960.
Por su formato epistolar, 84 Charing Cross Road es una obra cuya puesta en escena puede caer fácilmente en la reiteración y el aburrimiento. Sin embargo, Isabel Coixet ha conseguido que sus intérpretes, magníficos los dos, llenen el espacio no sólo con sus palabras, sino también con sus pequeñas acciones cotidianas, enlazándolos sutilmente, cada uno desde el extremo de la larga mesa que ocupa el escenario y que recrea sus pequeños mundos separados por una montaña de libros tan impactante como el mismo océano.
Por este atractivo y evocador espacio escénico que ha ideado Jon Berrondo se mueven Carme Elías y Josep Minguell. Ella da vida a una Helene Hanff con la que enseguida se comparte una complicidad cada vez más próxima, por su ingeniosa ironía, sus caprichosos deseos, sus altibajos emocionales, su corazón extraviado. Minguell es un Frank Doel que poco a poco ve cómo su coraza de decoro británico cede ante los detalles de ella y su sentido del humor, evolucionando a lo largo de los años y de las cartas en un ser entrañable y conmovedor.
El deseo de Isabel Coixet -que expresa en la carpeta de prensa- de conseguir que a la salida de la representación el espectador parafrasee a la propia Hanff se ha visto cumplido: "Yo he vivido eso. Estuve allí y me emocioné".
Babelia
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