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Amigos del agente acusado de matar a su esposa y a su suegra piden su libertad

Medio centenar de personas se manifestaron ayer en Granollers para pedir la libertad del mosso Josep Lluís Rua Barreira, en prisión preventiva desde mayo por estar acusado de matar a su esposa y a su suegra. La hermana de Rua, Olga, reivindicó la inocencia del agente autonómico: "No hay pruebas contra él, queremos que encuentren a los verdaderos culpables, y que lo hagan rápido, porque él está pasando un calvario". Rua lleva cinco meses en prisión y durante todo esto tiempo, lamenta Olga, "no ha podido ver a sus dos hijas de dos y cinco años, que están bajo la custodia de la hermana de Sílvia -la esposa fallecida de Rua-". La familia de las dos víctimas se ha personado como acusación particular.

"Nos manifestamos porque estamos desesperados", asegura Olga. El juzgado ha desestimado dos recursos contra la prisión preventiva porque hay "serios indicios" que apuntan hacia "la relación de Rua con la muerte de su esposa y de su suegra". El mosso incurrió en varias contradicciones cuando declaró, y hasta cinco testigos negaron que estuviera en el lugar donde dijo haber estado el día de los hechos.

Ángel Lázaro, uno de los letrados que trabaja en la defensa del agente, asegura que "no existe unanimidad en el colectivo judicial". "Algunos jueces consideran que no hay pruebas suficientes para mantenerlo en prisión", afirma, y defiende que "no hay ningún indicio que lo señale de forma inequívoca, y las pruebas coinciden en el 99% con su versión". Además, añade Lázaro, "el único ADN que se ha encontrado en el arma del crimen -un cuchillo grande de cocina- es de dos personas que no han sido identificadas". El letrado también tiene respuesta para las heridas que presentaba el mosso en los brazos. "Un informe forense señala que se las pudo haber hecho con el cuchillo, pero también con un cristal, por lo que hay una duda razonable".

Rua había sido un agente "ejemplar" durante 11 años. Tanto que, hasta el momento de su detención, estaba destinado en el servicio de escoltas, con el consejero de Universidades del Gobierno catalán, Carles Solà. Por lo que, según el abogado, no podría encajar en el "perfil de psicópata". Tampoco, a su juicio, podría tratarse de "un crimen pasional, porque hubo dos cómplices". El abogado recomendó a la policía "buscar otras líneas de investigación, algo que no ha hecho en meses". También comparó el caso con el de Rocío Wanninkhof. En ambos, concretó el letrado, "se encerró a los acusados sin pruebas".

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