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BÉLGICA | LOS DERECHOS DE LOS HOMOSEXUALES

Sin permiso para adoptar

Gabriela Cañas

Bélgica, al igual que ha hecho con la eutanasia, siguió los pasos de Holanda en materia de matrimonio homosexual legalizando las uniones civiles de personas del mismo sexo en enero de 2003. Dado que la ley que abre esta posibilidad excluye expresamente la adopción de niños, la propuesta obtuvo un amplio consenso político y salió adelante, por amplia mayoría, con los votos favorables de liberales, socialistas y verdes, pero también de los antiguos democristianos.

La ley entró en vigor el 1 de junio de 2003, fecha en la cual se celebró ya la primera boda homosexual. A partir de entonces, se puede aventurar que en Bélgica, un país de 10 millones de habitantes, se viene celebrando una boda de estas características cada día, ya que entre junio y diciembre de ese primer año de aplicación se han celebrado 165. El perfil mayoritario de los contrayentes es un hombre flamenco que vive en una gran ciudad, pues hay más bodas en Flandes (111 durante esos siete meses) que en Bruselas y Valonia (54 en el mismo periodo de tiempo). Esta enorme diferencia entre una parte y otra del país, con culturas y lenguas (el francés y el holandés) distintas, se reproduce también como un calco precisamente en la aplicación de la eutanasia. La mayoría de ellas se está produciendo en Flandes.

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Boda en primavera

Dos de cada tres bodas homosexuales de las que se registran en Bélgica son de hombres y sólo un tercio es de mujeres. Y la mayoría de las ceremonias tienen lugar en grandes ciudades.

Según fuentes del Ministerio de Justicia, tras la aprobación de la ley que permite el matrimonio homosexual ha aumentado sustancialmente el número de contratos de cohabitación legal. Esta fórmula, legal desde 1999, permite a las parejas suscribir un contrato que les facilita la declaración conjunta de impuestos y compartir los bienes en general.

Tanto los socialistas francófonos como los socialistas flamencos, que forman parte del Gobierno federal de coalición junto a los liberales de ambas regiones, han lamentado públicamente que el matrimonio homosexual no permita la adopción de niños, tachando de hipócrita tal limitación. De momento, sin embargo, no se plantea revisar la ley en este sentido.

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Sobre la firma

Gabriela Cañas
Llegó a EL PAIS en 1981 y ha sido jefa de Madrid y Sociedad y corresponsal en Bruselas y París. Ha presidido la Agencia EFE entre 2020 y 2023. El periodismo y la igualdad son sus prioridades.

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