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Crítica:EL PAÍS / TODO ALMODÓVAR
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

La mala educación

Gustavo Martín Garzo

"Quizá todo lo terrible no sea, en lo más hondo de su fundamento, más que lo desvalido que nos pide ayuda". Esta frase de R. M. Rilke resume el cine de Pedro Almodóvar; y, de forma especial, La mala educación, su última película hasta hoy. No es fácil contar en pocas palabras su argumento. La mala educación no es un relato lineal, y a los constantes saltos en el tiempo se añade un preciso y perturbador juego entre realidad y ficción, y el que las cosas se nos narren de forma que nunca podamos saber las verdaderas intenciones de sus personajes. Y sin embargo, el mismo Pedro Almodóvar nos ha dicho que La mala educación es una película sobre el amor prohibido, lo que es lo mismo que afirmar que es una película sobre lo desgraciada que puede ser la gente a causa del amor. Es decir, sobre esa oscura fatalidad del corazón humano que hace que no podamos vivir sin hacer daño a los otros, especialmente a los que más imprescindibles nos resultan. Y en esta película todos se dañan entre sí, como si aquella célebre frase de Hobbes de que el hombre es un lobo para el hombre donde de verdad resultara irrefutable, antes que en el terreno económico o social, fuera en el campo del amor.

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La mala educación puede que sea por eso la película más desoladora y oscura de su autor. Una película en la que ninguno de sus personajes, salvo los infantiles, sale bien parado, y a los que, sin embargo, algo nos impide juzgar, tal vez por la sospecha de que nos parecemos a ellos mucho más de lo que estamos dispuestos a reconocer. Todos se rebelan contra lo incompleto de su propia existencia y todos buscan algo que tiene que ver con el deseo. Pero el deseo puede ser la más terrible de las enfermedades. Nadie lo vio mejor que Luis Cernuda: una pregunta cuya respuesta nadie sabe, eso es el deseo. Y si no podemos condenar a los personajes de esta película, incluso cuando llegan a cometer hechos atroces, es porque todos ellos están enfermos de deseo. El padre Manolo y el señor Berenguer (Daniel Jiménez Cacho y Lluís Homar), porque no saben renunciar a lo que quieren; Ignacio (Francisco Boira), porque el chantaje no es para él sino el medio para recuperar el cuerpo blanco que tuvo de niño; Enrique (Fele Martínez), porque, aunque se deja corromper, lo hace para descubrir el misterio de ese joven actor que acude a buscar trabajo y del que se ha enamorado sin remisión. Todos, en suma, como la joven esposa de Barbazul, quieren acercarse a ese cuarto cerrado que es el oscuro dominio del corazón que desea. "Me entregué a aquella historia como la mujer que se arrojó a los cocodrilos", afirma Enrique, el director de cine, que a esas alturas es enteramente consciente de que en ese cuarto sólo le aguarda la misma cuba de sangre que encontró la muchacha del cuento.

Podría decirse que La mala educación es en realidad dos películas. La primera nos habla del amor entre dos niños, y del daño irreparable que los abusos sexuales de un sacerdote causarán en uno de ellos; la segunda, del poder corruptor del deseo, representado por un joven actor que no duda en suplantar a su hermano muerto para conseguir triunfar. Puede que este personaje sea la encarnación más pura del mal que se haya llevado a cabo en nuestro cine. Y, sin embargo, Almodóvar se niega a condenarle. Él sabe que la misión de un creador no es comprender las emociones de sus personajes, sino crearlas. O dicho de otra forma, que una película no se juega en sus ideas sino en la piel y, sobre todo, en el rostro de sus personajes. El cine es el arte de la encarnación, y La mala educación, como todo el cine de Almodóvar, respira carnalidad. De forma que, aunque rechazamos la conducta de Juan (Gael García Bernal), no podemos rechazarle a él. No, al menos, antes de haber entendido en qué radica su oscuro poder para desequilibrar las cosas.

Flannery O'Connor escribió un relato titulado Un hombre bueno es difícil de encontrar. En él un criminal y sus secuaces van eliminando a todos los miembros de una familia, incluidos los niños. La abuela es una mujer egoísta y malhumorada que poco antes de morir se ve arrebatada por un movimiento súbito de ternura y tiende su mano para acariciar la mejilla del criminal. Éste dispara tres veces contra ella y, aún confuso por aquella caricia, añade: "Habría sido una buena mujer, si hubiera tenido a alguien cerca que la matara a tiros cada minuto de su vida". Creo que Juan, en la película de Almodóvar, cumple una función semejante a la de este terrible personaje. "No hay verdadero placer en la vida", nos dice. La mala educación nos muestra hasta dónde podemos llegar y lo que se oculta en lo más hondo de nosotros mismos. "No dejen de mirar", nos dice Almodóvar, "no se horroricen ante tanta depravación, saldrán ustedes ganando, no me digan cómo".

Falsos sacerdotes, creadores ególatras, actores infantilizados, criminales, mentirosos inocentes se dan cita en esta película inolvidable. Todos ellos poseen una suerte de dignidad negra que nos conmueve y espanta a la vez. Pero para eso se hacen las películas, para asomarnos al oscuro misterio de la vida. Almodóvar sabe que allí nos espera la cuba de sangre en la que flotan los miembros dispersos del cuerpo del amor. Puede que no sea agradable, ni demasiado ejemplar, andar revolviendo en ella, se nos dice en La mala educación, pero ¿podemos hacer otra cosa?

Gael García Bernal en una imagen de <i>La mala educación</i>, de Pedro Almodóvar.
Gael García Bernal en una imagen de La mala educación, de Pedro Almodóvar.

Sexo y poder

Filme inédito en DVD, realizado en 2004. Sus intérpretes principales son Gael García Bernal, Fele Martínez, Javier Cámara, Lluís Homar, Daniel Giménez Cacho y Fran Boira. Guión y Dirección: Pedro Almodóvar. Productores ejecutivos: Agustín Almodóvar y Esther García. Director de fotografía: José Luis Alcaine. Montaje: José Salcedo. Música: Alberto Iglesias. Directora de producción: Esther García. Director artístico: Antxon Gómez. Jefe de sonido: Miguel Rejas. Figurinista: Paco Delgado. Maquillaje: Ana Lozano.

Jonathan Holland escribió en Variety, la publicación cinematográfica más influyente: "La película más ambiciosa de Almodóvar hasta ahora. La España represiva de los años setenta frente a la libertad inocente de unos niños, en un guión ejemplar que no deja un segundo para despistarte".

Por su parte, Peter Apsden decía en Financial Times: "Una obra maestra de un cineasta terriblemente inspirado. Aquí el sexo es un instrumento de poder más que nunca, mucho más que una expresión de amor".

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