¿Ayudas a las víctimas del 11-M?

Mi hijo Víctor, de 18 años, fue uno de los cientos de heridos del 11-M.

Tuvo suerte y sólo le quedarán unas secuelas físicas de una cierta pérdida de audición, aunque tiene una operación pendiente. Las secuelas psíquicas siguen siendo tratadas por el psicólogo, cuyo tratamiento está siendo pagado por nosotros, pues nos ha sido denegado por dos veces desde el Ministerio del Interior el abono del mismo alegando que ellos nos facilitaban ayuda profesional. Todo esto a pesar de haber hablado con anterioridad con la jefe de la Unidad Instructora, que, al menos de palabra, estuvo de acuerdo con nosotros, y de haber presentado todas las facturas según nos pidieron, así como el informe médico.

Después del atentado mi hijo necesitaba ayuda inmediatamente: entre otras cosas, apenas dormía y cuando lo hacía tenía horribles pesadillas.

Nosotros, como padres, no quisimos esperar a que se nos asignara un psicólogo a través del centro de salud, que en algunos casos, debido a la demanda, sólo podía atender por teléfono, y buscamos uno privado que visitó a Víctor desde el mismo día que le dieron de alta en el hospital y que le ha seguido viendo regularmente, primero dos veces por semana y ahora una vez al mes.

Estoy segura de que hicimos lo que cualquier padre o madre hubiera hecho en nuestro caso: dar a su hijo la ayuda que necesitaba inmediatamente.

A estas alturas ya no nos importa el dinero, pero nos parece inaudito e intolerable que desde el Gobierno y el ministerio se hable de que se están dando todo tipo de ayudas y apoyo a los heridos, cuando la verdad es que se nos deniega el pago de una simple factura del psicólogo sabiendo que en este caso era algo totalmente imprescindible.

Aparte del dinero destinado por el Gobierno para ayudas está el dinero de la Fundación, que sería interesante saber en qué y cómo se está empleando.