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Reportaje:

Concretar la igualdad

Un congreso en la Jaume I evalúa 25 años de estudios de género y plantea el contacto de la teoría feminista y la práctica social

María Fabra

Alrededor de doscientas mujeres y apenas tres hombres. Ésa es la audiencia del congreso de ámbito estatal 25 años de estudios de género. Mujeres Sabias: entre la teoría y la práctica, que ayer comenzó en la Universidad Jaume I, en Castellón. En esta fecha señalada, expertas en la materia se han sentado a debatir la influencia que las primeras investigaciones universitarias tuvieron en la sociedad y en la consecución de la igualdad de oportunidades. Lejos de vanagloriarse por las metas alcanzadas, pese a que han sido muchas, tanto académicas como sociales, están hurgando en la distancia que existe entre unas y otras. Las líneas que las conectan son, muchas veces, discontinuas. Y la altura de la investigación no siempre se corresponde con la dimensión de la problemática real. Sin embargo, también son muchas las cosas que las unen y, entre otras, la convicción de que las corrientes feministas, lejos de estar anticuadas, forman parte de una escasa lista de ideologías transversales, de influencia en la vida actual y en permanente renovación.

El congreso ha sido organizado por la Fundación Isonomía de la Jaume I. Su coordinadora, Alicia Gil, definió ayer, durante la inauguración, la idea final que persigue el congreso, que no es otra que demostrar la posibilidad de permeabilizar la estructura académica para poner a trabajar a las estudiosas e investigadoras con quienes intervienen en la sociedad y llevan a la práctica sus tesis.

Faltan herramientas y falta fluidez en la información que emana de unas y llega a otras. Ésa fue una de las principales conclusiones a las que llegaron las tres ponentes que participaron ayer. Abordó el asunto Elena Simón, del Feminario de Alicante, una docente que, precisamente, se encuentra en medio de esa escalera entre la teoría y la práctica. Simón explicó cómo la investigación sobre género va influyendo en las ideas políticas sobre igualdad y en la concreción de derechos que finalmente se transforman en leyes. Ella, como profesora de instituto, efectúa esa transferencia de información, a través de la simplificación de las tesis académicas y tras la búsqueda de herramientas que las hagan inteligibles para demostrar que la desigualdad está a la vista.

Antes que ella, hablaron otras dos mujeres. Carmela Sanz, profesora titular del departamento de Psicología Social e integrante del Instituto de Investigaciones Feministas de la Universidad Complutense, hizo una reflexión a propósito de la evolución en la investigación sobre las mujeres y ejecutada por las mujeres. Esa investigación nació, tras la dictadura franquista, impulsada por militantes de corrientes feministas que consideraron que, una vez logrados los derechos básicos "era el momento de plantear la forma de acercarse al conocimiento de otra manera, con una visión que afecta al 50% de la población". Ahora las investigadoras consideran "imprescindible" que después de más de dos décadas, esa ciencia "fluya" hasta quienes la ejecutan y quienes la reclaman.

Desde la perspectiva de la práctica, Marisa Soleto, directora de la Fundación Mujeres, resaltó igualmente la falta de sincronización entre la investigación y su aplicación y la necesidad de concreción en las políticas públicas y de definición en las fórmulas concretas.

Hay más de una ruta para comenzar. Arrastramos una carga de tradición y de anteriores etapas políticas, a la que se unen las características propias mediterráneas. Lo dijo Elena Simón, que aseguró que la igualdad es posible, pese a las resistencias que se ejerce, entre otras, desde bases tan sólidas como la del lenguaje.

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