Embriaguez adolescente
Uno de cada cuatro jóvenes españoles se ha emborrachado en los últimos treinta días, según las cifras de la Encuesta Escolar del Plan Nacional sobre Drogas presentada ayer por la ministra de Sanidad, Elena Salgado. El estudio, que analiza los comportamientos de los jóvenes entre 14 y 18 años, registra un preocupante incremento del consumo de alcohol en esta franja de edad. Hace dos años quienes admitían haberse emborrachado en el mes anterior era el 19,4%. También la iniciación en el consumo de alcohol se adelanta y pasa de los 15,3 años a los 13,7. Otra conclusión importante del estudio es que el consumo de acohol, junto al de drogas ilegales, tiende a concentrarse cada vez más en los fines de semana.
El Ministerio de Sanidad considera que estos datos no tienen un valor diferencial respecto a la población joven, sino que reflejan una evolución en el comportamiento del conjunto de la sociedad. Los datos sobre embriaguez adulta revelan que en 2003 un 29,6% de los hombres y un 12,7% de las mujeres se había emborrachado en el año previo a la encuesta. Estas cifras constituyen un serio problema para la salud de la población, que se agrava especialmente en el caso de los jóvenes, sobre todo en la medida en que la edad de iniciación se adelanta. Pero constituyen también un problema asociado a la seguridad vial, por la repercusión del consumo de alcohol y de drogas en la mala conducción de vehículos, algo muy frecuente precisamente en el momento de mayor consumo, que es el fin de semana.
Estos nuevos datos revelan también que de poco ha servido la llamada ley del botellón, que pretendía terminar con el consumo de alcohol los fines de semana en espacios abiertos en las ciudades por parte de menores de edad. Requerirá mayor atención, en cambio, la observación de los efectos del endurecimiento del Código Penal que a partir del 1 de octubre podrá llevar a la cárcel entre tres y seis meses a quienes conduzcan bajo los efectos de la bebida.
El alcohol está en el origen del 80% de los accidentes de tráfico atribuibles a un error humano, y estos accidentes suponen 5.400 fallecimientos al año y 26.000 heridos graves.
Si se ha producido un aumento de conciencia social en torno a los accidentes de circulación y al impacto directo del alcohol en la accidentalidad, bueno sería ahora que también se extendiera esta preocupación respecto al consumo de alcohol y a sus efectos directos e indirectos en la formación y en la salud de los jóvenes.
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