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Reportaje:FÚTBOL | Segunda jornada de la Liga de Campeones

El 'Abramovich' de los mineros

Rinat Akhmetov, con una de las mayores fortunas del Este, pretende convertir al Shaktar en un club poderoso

Rinat Leonidovich Akhmetov, (21 de septiembre de 1966, Donetsk, Ucrania), el Abramovich de los mineros, el magnate del Shaktar, centra las miradas más que cualquiera de las escasas figuras del equipo ucranio que hoy se enfrenta al Barcelona. Habitualmente utiliza un jet-privado. Ayer se paseó por el césped del Camp Nou mientras departía con el técnico del equipo, el rumano Mircea Lucescu. Está por ver si Akhmetov usa la comitiva habitual en los desplazamientos: tres vehículos blindados y repletos con doce guardaespaldas y una secretaria. En qué coche viaja él, nunca lo sabe nadie. No repite elección por motivos de seguridad. Es lo malo que tiene haberse convertido en la sexta mayor fortuna de los países del Este.

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Rinat decidió muy joven que no pensaba emular a su padre, por honrado y valiente que fuera aquel minero, uno de tantos en el valle del río Don. Por eso, se licenció en la facultad de económicas de la Universidad del Pueblo, en la ciudad donde creció y vive con Lisa, su esposa, y sus dos hijos, rodeado de lujo y medidas de seguridad. Donetsk, la tercera ciudad de Ucrania, es un lugar que fue devastado durante la segunda guerra mundial, primero por los nazis de camino a Moscú y más tarde por los rusos. Sin centro histórico y repleto de edificios impersonales construidos durante los años 50 y 60 del siglo pasado, típicos de los planes quinquenales del desarrollo soviético, durante años sólo ha podido presumir de dos cosas: del primer tanque ruso que entró en la ciudad tras expulsar a los alemanes, hoy convertido en estatua en el centro de la ciudad, y de Sergei Bubka, el superatleta que tantas veces batió el récord mundial de salto con pértiga, hasta ahora su único hijo célebre y que da nombre al estadio local.

La fecha de graduación de Akhmetov varía según las biografias, pero todas coinciden en una que casi asusta: a los 29 años era el dueño de un banco. Hoy se le calcula una fortuna cercana a los 2,2 billones de dólares, producto de controlar las empresas metalúrgicas, financieras y de construcción de la zona. En su ciudad se ha convertido en todo un ídolo por su empeño en relanzar al equipo y plantarle cara al todopoderoso Dinamo de Kiev en Ucrania. Akhmetov accedió al cargo en 1996, después de que un atentado terminara con la vida de su antecesor, a la sazón mentor político, Akhat Bragin el griego. A diferencia de su amigo y presidente del Chelsea, el ruso Roman Abramovich, que le saca ocho billones de dólares en la competición de fortunas, a Rinat le gusta el fútbol. Eso justificaría que el equipo tenga datos futbolísticos de interés.

El tecnico, Lucescu, maneja una plantilla con 19 extranjeros de 24 jugadores y el equipo renegó de la escuela Lobanovsky y cambió el dibujo: el típico 3-5-2 dio paso con Schuster la pasada temporada a un 4-4-2. Brillan los peloteros, y hombres como el serbio Djuljaj y el brasileño Matuzalem (fichado al Brescia por 28 millones de dólares el pasado verano) cuidan de que el rumano Marica, 18 años de talento, pueda recibirlos en condiciones de hacer daño. Fallan en defensa, pero Akhmetov tiene tiempo y dinero, sobre todo dinero.

Rinat Akhmetov, ayer en el Camp Nou.
Rinat Akhmetov, ayer en el Camp Nou.RODOLFO MOLINA

Laporta y los fichajes

El presidente del Barça, Joan Laporta, aseguró ayer que la situación económica del club es buena y permitiría la incorporación de un jugador en diciembre para paliar las bajas si así lo desean los técnicos. Gabri y Motta, lesionados gravemente, estarán seis meses de baja. De momento, el entrenador Frank Rijkaard y el secretario técnico Txiki Begiristain no se plantean fichajes inmediatos -la Liga lo permite ante bajas de larga duración- y esperan recurrir al filial al menos hasta diciembre.

Laporta, que estuvo ayer en Lleida para firmar un convenio de colaboración con la UE Lleida, expresó su satisfacción por la trayectoria del equipo de fútbol: "Me gusta mucho cómo juega este Barça. Disfruto tanto que no quiero que se acaben los partidos y tengo ganas de que duren un poco más".

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