Debate abierto
Madrid, Barcelona, Sevilla, Valencia y las islas Canarias pugnan por ser la sede de la final, una decisión que corre el riesgo de politizarse
El debate está abierto. Eso quedó patente desde el momento en que España se clasificó para la final de la Copa Davis. Menos de una hora después de que Rafael Nadal ganara el punto decisivo, Agustí Pujol, el presidente de la Federación Española de Tenis, había recibido ya varias llamadas en su teléfono móvil. Madrid, Barcelona, Sevilla, Valencia y las islas Canarias ya son aspirantes a organizar el enfrentamiento contra Estados Unidos, del 3 al 5 de diciembre. Será la quinta final para España, la segunda en cancha propia. Teniendo en cuenta que la primera, en 2000, ganada ante Australia, se jugó en el Palau Sant Jordi, de Barcelona, parece lógico que Madrid lance una ofensiva a todos los niveles, incluso el político, para ser la anfitriona del evento. La Davis no la visita desde 1994, en la primera eliminatoria, contra Italia.
En principio, los técnicos y los jugadores prefieren que el escenario esté al nivel del mar
"Presiones seguro que las habrá", reconoció Pujol; "pero no las temo. Siempre he tomado las decisiones de forma consensuada con el equipo y eso me da mucha tranquilidad de espíritu. También esta vez intentaremos buscar la sede que más convenga a los jugadores para lograr el objetivo de ganar otra vez la Ensaladera". Sin embargo, el debate tiene en esta ocasión muchas más implicaciones que en 2000. Madrid está compitiendo ahora con otras ciudades para albergar los Juegos Olímpicos de 2012 y la candidatura necesita acontecimientos del más alto nivel para lanzar una imagen de potencia y capacidad organizativa. Por otro lado, la federación tiene que iniciar un proceso electoral en el que los dos máximos aspirantes a la presidencia son el propio Pujol y Pedro Muñoz, el presidente de la madrileña. Eso sí, la final de la Davis obliga a retrasar estos comicios hasta enero para concentrar los esfuerzos en ganarla. Pero las campañas hace meses que se abrieron y no van a ser pacíficas.
Parece claro que la prioridad se dará a los criterios que esgriman los jugadores y los técnicos. Y, aunque ayer nadie quiso pronunciarse abiertamente, sí se especuló sobre la necesidad de que, dadas las características de los rivales, la final debería jugarse al nivel del mar, no en altura. "Lo que cambia en altura", explicó Juan Bautista Avendaño, uno de los miembros del G-3, "es que todo el juego va más rápido. Los saques alcanzan más velocidad y las bolas botan más, lo que crea más dificultades a nuestros tenistas". Así, lo ideal sería encarar a Estados Unidos en una pista abierta de tierra batida cerca del mar. Pero ésa es una situación idílica, puesto que hay muy pocas sedes que puedan asegurar buen tiempo en diciembre.
Desde esta perspectiva, Madrid quedaría descartada a pesar de haber ofrecido el Rockódromo, en el que se celebra su Masters Series, y Vistalegre. Y la prioridad podrían tenerla Barcelona, que aporta el Sant Jordi, y Sevilla, que tiene una gran plaza de toros y mucho sol. Canarias también quedaría fuera por las exigencias federativas de grandes ciudades. Y Valencia también porque las semifinales ya han sido en Alicante. "Si queremos jugar al exterior, la climatología es crucial. Y hay que mirar qué ciudad nos ofrecería más garantías",agregó Pujol. Repetir en Barcelona no sería bien visto. Sevilla es una opción que, además, podría ser beneficiosa electoralmente, aunque ésa no sea la cuestión.
La respuesta a todas estas incógnitas puede llegar pronto. "Nos quedan dos meses y no queremos retrasar la elección", aseguró Pujol. Los jugadores se reunieron ayer con los capitanes por primera vez para una primera evaluación. Hay conceptos ineludibles: la final se jugará en tierra batida, exterior o interior, y la sede deberá abonar a la federación un fijo de 600.000 euros. El coste estimado de su organización asciende a unos dos millones. Pero ése es el problema menor.
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