Nadal explota y levanta a España
El mallorquín sustituye a un cansado Moyà y ofrece una lección ante Clement que asegura la victoria sobre Francia
La jornada se inició con un galimatías pero acabó de forma brillante. Llegó un momento en que Rafael Nadal no sabía con exactitud contra quien iba a jugar. A las 10 de la noche del sábado los capitanes españoles, el G-3, le habían comunicado que sustituiría a Carlos Moyà, porque el mallorquín se sentía cansado y acusaba ciertas molestias en un hombro. "Yo estoy preparado e ilusionado por jugar", les respondió el manacorí, que acepta cualquier responsabilidad a pesar de sus 18 años.
Sin embargo, ayer por la mañana Juan Carlos Ferrero tuvo que retirarse de su último entrenamiento por culpa de los dolores que le causaba la llaga que tiene en su mano derecha. "Vamos a alinear a Robredo", concluyeron los capitanes. Así que de golpe y porrazo se encontraron con un decorado absolutamente distinto al que habían diseñado previamente. Ninguno de sus dos mejores jugadores podía saltar a la pista. Y eso les llevó a imaginar otras opciones. "Cuando eso ocurrió, estuvimos hablando todos y los capitanes parecían inclinarse porque Robredo jugara el primer punto contra Clement y yo el último frente a Mathieu. Así que hubo un momento en el que yo ya no sabía ni siquiera contra quien iba a jugar", relató Nadal. "Al final parece que había problemas reglamentarios para cambiar las cosas y lo dejamos tal como habíamos previsto".
"Son ellos los que deben estar preocupados", dice Arrese sobre EE UU, el rival en la final
Nadal se encontró pues, de nuevo, ante la posibilidad de decidir la eliminatoria. Y no defraudó a nadie. Tal como había hecho en Brno frente a la República Checa en el quinto punto frente a Raddek Stepanek, saltó a la pista con la convicción absoluta de que iba a ganar. Y lo logró. No le asustó en absoluto que Clement, 65º mundial, un jugador con mucha más experiencia y con una final del Open de Australia en su palmarés (2002), le rompiera el servicio en el primer juego del partido y pareciera allí consolidar sus opciones. Al contrario, aquello actuó como una motivación suplementaria capaz de desatar el torbellino en que el mallorquín iba a convertir el partido. Y en el momento en que Nadal hizo break -sexto juego- e igualó el duelo, comenzó a desplegar un tenis de potencia, precisión y preciosismo, inalcanzable para el francés. Le ganó en tres mangas e invirtió poco más de dos horas en colocar el 3-1 en el marcador, apear a Francia y situar a España en su quinta final de la Copa Davis, la segunda consecutiva.
"En Brno estaba bastante más nervioso", explicó Nadal, 50º mundial, rememorando su debut, en el que perdió el doble y ganó el punto del 3-2 que clasificaba a España para la segunda ronda el pasado mes de febrero. "Sentí que había ganado a un rival muy difícil en unas condiciones complicadas, porque jugábamos en pista rápida y fuera de casa. Aquí la experiencia ha sido fantástica. Estaba tenso al principio, pero tras igualar a tres, comencé a jugar muy bien. Y cuando me fui en el segundo set me sentí muy confiado".
La explosión de Nadal fue brutal. Dejó sin armas a Clement. Le dominó de tal forma que el francés no ganó más que un juego desde el 4-4 de la manga inicial hasta el 5-0 de la tercera. Y en este tramo, Clement sólo tuvo bolas para ganar en dos juegos, el primero y el tercero del segundo set, cuando dispuso de cuatro break-points que no logró concretar. Estaba claro que el partido había acabado. Y también que Nadal tiene un instinto especial para convertir la presión de la Copa Davis en energía positiva. Sólo al final, cuando tenía que decidir se tensó. Pero lo resolvió con sus certeros golpes.
"¿El partido más importante de mi vida?", se preguntó tras la victoria. "Ahora mismo sí. Pero cuando gané hace tres años el Campeonato del Mundo cadete, también sentí que era lo más importante de mi carrera. Son etapas que se van cubriendo y situaciones muy cambiantes". La cuestión es que Nadal logró el punto que colocó a España en la quinta final (1965, 1967, 2000 y 2003, todas contra Australia) y la segunda consecutiva. Y que Tommy Robredo remató la victoria, dejándola en 4-1.
Y este hecho abre las puertas a una nueva posibilidad de recuperar la Ensaladera que tan brillantemente ganó España en el Palau Sant Jordi de Barcelona en 2000. El último rival, entre el 3 y el 5 de diciembre, será Estados Unidos, con nombres tan potentes como los de Andy Roddick, Mardy Fish y los hermanos Bob y Mike Bryan en el dobles. "Son duros", reconoció Arrese; "pero nosotros jugamos en casa y tenemos el mejor equipo del mundo en tierra batida. Quienes deben estar preocupados son ellos".
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.