Nacido para la alta competición
Rafael Nadal tiene una personalidad que le permite crecerse ante las dificultades. Es un deportista nacido para la alta competición. Eligió el tenis. Bienvenido a este deporte porque puede darnos muchos días de gloria. Pero si hubiera decidido ser futbolista, nadador o dedicarse al balonmano habría sido también un ganador nato y habría triunfado. Su juventud, 18 años, en su caso es una ayuda, puesto que a esa edad ya tiene un nivel de juego que a otros les costará bastante más tiempo alcanzar.
Ayer comenzó el partido ante Clement atemorizado, pero, tras los diez primeros minutos, hizo valer sus cualidades y el francés no pudo contrarrestar su bola alta, pesada y larga que tanto le molestó. Sólo resistió mientras su físico y su voluntad se lo permitieron y fue poco. Su mentalidad tan positiva le abrió a Nadal la puerta de la victoria y sólo se encalló un poco al final, cuando tenía ya que decidir el partido. Allí le llegaron un poco las prisas, pero incluso entonces acabó controlando perfectamente la situación.
Técnicamente, Nadal es capaz de conectar grandes aceleraciones a la bola con sus dos golpes de fondo. Pero el mejor es su drive, sin duda. Y no se esconde en el juego de red a pesar de que tiene un amplio margen de mejora en este apartado. No se bloquea en un sólo esquema de juego. Puede cambiarlo según las necesidades. Y ésa es una virtud que sólo poseen los grandes jugadores. Su mayor dificultad puede ser tener que controlar y dosificar, en momentos determinados, todo el hambre de victoria que nunca le abandona.
Nadal es además un gran jugador de equipo. Vive las concentraciones y los partidos con mucha intensidad y lo transmite a todos sus compañeros. Desde la final de 2000 el equipo español ha cambiado de forma sustancial. Sólo Ferrero estuvo en el Palau Sant Jordi. Pero la presencia de Nadal y de Tommy Robredo aseguran un gran futuro y permiten dar continuidad a la línea de trabajo que nació hace cuatro años. Creo que con estos cuatro jugadores y otros como Feliciano López, FernandoVerdasco o Nicolás Almagro, que ya están en la órbita de la Copa Davis, no es un sueño pensar en repetir la historia de los dos últimos años en las próximas ediciones de esta competición.
Josep Perlas es miembro del G-3.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.