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Asun Goikoetxea convierte el Museo de Navarra en un taller donde se pinta la luz

Asunción Goikoetxea ha convertido las salas del Museo de Navarra en un laboratorio alquímico donde muestra el resultado de sus investigaciones sobre la luz. "Es mi pintura", recalca la artista (Pamplona, 1962), consciente de la fascinación que ejerce en el espectador el papel heliográfico fotosensible que ha utilizado en el proceso. Con la responsable de la galería bilbaína Vanguardia, Petra Pérez, como coordinadora, Goikoetxea ha reunido en la pinacoteca navarra 30 cuadros y dos cuadernos bajo el título Lunáritas 1994-2004.

El aspecto pictórico de sus cuadros no pretende ocultar la ausencia de pinceles o pigmentos. La artista pinta con luz natural, atmosférica, cuya huella recoge en un material fotosensible llamado a desaparecer de inmediato. "Ahora mismo sólo una empresa de Madrid sigue fabricando el papel heliográfico con el que he trabajado estos años, y va a dejar de hacerlo. Esta técnica y este resultado están llamados a su fin. Nunca la podré repetir", explica Goikoetxea.

Podría entroncar su actividad con la fotografía, si bien el iconoclasta espíritu de la creadora navarra se aleja también de ella por cuanto plasma la luz directa sin cámaras u otros aparatos. "Son diez años de coherencia buscando caminos para la pintura", asegura Goikoetxea, para quien el eje de su investigación es conocer "cómo se hace la imagen y la variación del concepto esencial en ella: la luz".

"Asun imprime a su trabajo el reposo y la paciencia necesarios al actuar sobre lo físico", indica Petra Pérez. No obstante, el paso del tiempo deja apreciar el alcance de la investigación lumínica. De los productos químicos iniciales, pasando por su alteración de temperatura en los revelados hasta llegar al añadido de otras sustancias (pigmentos, óleo) se van ofreciendo los descubrimientos sobre gamas de sienas y azules (Souvant la lumière, 2000; Lunáritas blue, 2001) o las paredes ocres y arenosas (Nubes-York, 1999; Eguzki-Loor, 1999).

La luz crea la imagen. Cada luz recibe el tratamiento que se merece y deja su imborrable huella una sola vez, pero la experimentación nunca acaba. Goikoetxea ya investiga otras formas de luz, que no quiere desvelar.

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