La hora de la despedida

El Fórum ha llegado a su fin. Hacer un balance a fondo requiere que pase algo más de tiempo, para poder tener una perspectiva general sobre lo que nos ha dejado, aunque las opiniones vertidas estos meses ya han constituido una cierta valoración.

La propia movilización final de los barceloneses dubitativos parece indicar que, a pesar de todo, merecía la pena visitar el evento.

Los diálogos se han despedido con uno gratuito, Contribuyendo a la Agenda Global, enviando muchas invitaciones y abriendo sus puertas a la ciudadanía interesada.

Me da la impresión de que los diálogos comenzaron como un patito feo y han terminado siendo un cisne. Comparto la opinión de Jordi Oliveras, en este mismo periódico, sobre el exceso de oferta del Fórum de Barcelona, pero discrepo sobre que era mejor hacer 20 diálogos en lugar de 50. Porque en todos ellos fue posible abordar y debatir los temas importantes.

Los 2.000 ponentes aportaron muchos análisis intelectuales y propuestas concretas de gran calado para el futuro. Por eso, sería interesante que se haga una publicación de los debates que permita la divulgación de todo lo tratado.

Yo también me despido. Primero, de este observatorio. De los responsables de EL PAÍS que nos dieron toda la libertad para elegir sobre qué escribir, y de mis compañeros observadores.

Nunca hablé con ellos sobre sus columnas, pero cada domingo les leía con mucha curiosidad, para saber de qué hablaban y cuáles eran sus opiniones. Y luego, del Fórum. Durante estos meses, las visitas semanales al recinto y el Canal Diálogos formaron parte de mi paisaje cotidiano.

Creo que lo voy a extrañar.