División ante Turquía

La mera perspectiva de abrir negociaciones para admitir a Turquía en la UE está abriendo serias fisuras en los Estados miembros, que reflejan tanto los problemas internos de cada uno de ellos ante Europa y ante la inmigración como el temor a ver entrar un país más grande y de cultura musulmana, cuya población acabará superando a la alemana. Incluso interfiere en el proceso de ratificación de la Constitución europea. Pero a Turquía no se le debe decir no.

Tras la visita del primer ministro Erdogan a Bruselas, Turquía finalmente no penalizará el adulterio en la reforma del Código Penal que va a aprobar el Parlamento. Tras este paso, la Comisión Europea no ve obstáculos para presentar el 6 de octubre un informe favorable a la apertura de negociaciones. Pero es el Consejo Europeo el que tiene que tomar en diciembre la decisión formal y ponerle fecha de arranque, aunque el proceso pueda durar 10 años más. No es seguro que los 25 logren la unanimidad requerida. El Partido Popular Europeo, mayoritario en la Eurocámara, considera prematuro abrir estas negociaciones. Francia ha expresado algo más que dudas sobre esta ampliación que también rechaza la oposición democristiana en Alemania, que propone una asociación estratégica entre la UE y Ankara sin que ello suponga el ingreso.

¿Está preparada la UE para admitir a Turquía? Con la reciente ampliación a 10 nuevos miembros todavía por digerir, necesita asentarse y constituir un núcleo duro que garantice el impulso en la integración antes de ampliar su geografía. ¿Está preparada Turquía? Ha hecho grandes progresos en su reforma política y económica pero aún le queda camino que recorrer. Hoy por hoy, sin embargo, la cuestión no es ésa. Un nuevo portazo podría provocar un frenazo en estas reformas y dar al traste con el experimento de conciliar democracia e islamismo.