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Reportaje:52º FESTIVAL DE CINE DE SAN SEBASTIÁN

Jeff Bridges, un galán de incógnito

El actor estadounidense recibe el Premio Donostia con "el corazón bien caliente"

Rocío García

Es capaz de pasear tranquilamente por las calles de San Sebastián sin que nadie le mire. Con gorra americana, la melena bien canosa ya y recogida atrás, Jeff Bridges, cogido de la mano de su mujer, pasa inadvertido incluso en los alrededores de los cazaautógrafos. Ha conseguido algo inalcanzable para cualquier gran actor de Hollywood con un montón de papeles de galán a sus espaldas. "Estoy encantado con el grado de fama que he conseguido. Me permite elegir papeles, y al mismo tiempo poder pasear tranquilamente por las calles. Para mí, los galanes son unos personajes más", aseguraba ayer el actor, que, a sus 54 años, recibió el Premio Donostia de manos de Maribel Verdú con "el corazón bien caliente". Hoy, su última película, Una mujer difícil, basada en la novela de John Irving y dirigida por Tod Williams, clausura la 52ª edición del certamen.

"El cine necesita toda la ayuda. Si haces una buena película y nadie va a verla es un fracaso"

Intérprete de una carrera que comenzó bien temprano -con seis meses debutó en brazos de Jane Greer en un filme de John Cronwell-, que ha sido candidato a cuatro Oscar de Hollywood y que arrastra títulos que están ya en la memoria de muchos -La última película (Peter Bogdanovich), Los fabulosos Baker Boys (Steve Kloves) o El gran Lebowski (de los hermanos Coen)-, le debe todo a su padre. O al menos su dedicación al cine. Hijo del gran actor Lloyd Bridges, asegura que si su padre hubiera sido zapatero, a lo mejor él estaría hoy enredado entre zapatos. "He seguido de una manera natural los pasos de mi padre". Pero no todos. Porque Jeff Bridges ha luchado por realizar papeles diferentes y disfrutar de la riqueza de todos ellos. "Mi padre se hizo famoso con una serie de televisión.

Hizo tan bien el papel que la mayoría de la gente pensaba que de verdad era submarinista de profesión y por eso lo encasillaron y no pudo hacer la variedad de papeles que le hubiera gustado. Más tarde, vivió un gran éxito con las comedias tipo Aterriza como puedas y le volvieron a encasillar como cómico y también entonces le resultó bien difícil acceder a otros personajes. Vi la frustración que supuso para mi padre y por eso yo he luchado por conseguir papeles muy diferentes. El hecho de que pueda hacer El gran Lebowski e inmediatamente después de presidente de Estados Unidos en Candidata al poder significa que he encontrado el equilibrio que busco".

Viaja poco -"ya lo hago bastante por trabajo y por ello tengo la tendencia a quedarme tranquilo en casa, además he padecido muchos problemas con los cambios de sueño y prefiero evitarlo"- pero todavía recuerda la primera vez que estuvo en España hace 35 años. Y lo contó ayer al público de San Sebastián al recibir el premio. "Me llamó mi agente y me dijo: 'Tienes una entrevista con John Huston'. Y yo, que era un gran admirador de Huston, me llevé una enorme alegría. 'Bien, ¿dónde tengo que ir?', pregunté. Y mi agente me dijo que a Madrid. '¿Madrid?'. '¿Tengo que ir desde Estados Unidos a Madrid para entrevistarme con John Huston?'. La entrevista fue en el Museo del Prado. John me llevó de paseo por el Prado enseñándome todos sus cuadros preferidos de Velázquez y de Goya. No hablamos una sola palabra de cine, así que, cuando salimos, pensé que después de ese largo viaje no había conseguido el papel. Al cabo de seis meses Huston me llamó para ofrecerme un papel en Fat City".

Fotógrafo, pintor, músico -en febrero de 2000 sacó a la venta su primer álbum, titulado Be here soon-, lo que más aprecia de su profesión de actor es la posibilidad que le da de trabajar con gente. "Muchas veces para mí no es tan importante el producto final, sino la experiencia de trabajo. La película es como si fuera la piel de serpiente que deja atrás cuando se va. Disfruto mucho trabajando con compañeros", explica este actor, que se toma bien en serio la importancia de su trabajo de promoción. "Hoy el cine necesita toda la ayuda posible. Si haces una buena película y luego nadie va a verla es un fracaso, por eso creo imprescindible buscar la ayuda de los medios de comunicación. Hoy día creo que mi nombre es un reclamo y por ello lo hago". Ironiza consigo mismo al compararse con uno de esos hombres mitad anuncio mitad payaso que, a la puerta de una atracción en cualquier parque temático, animan a los transeúntes a pasar. Pero no va del todo desencaminado. Lleva una cartera de la que saca un librito de fotos suyas realizadas durante el rodaje de Una mujer difícil -"lo he hecho con sus últimas 20 películas"-. Y también otro grande y lujoso titulado con fotos realizadas por el mismo a lo largo de toda su carrera. Y un anuncio: "Mi madre va a publicar un libro que se titula Me ha pillado besando, que es una compilación de poesías que ella escribió para mi padre".

El amor se contagia, o eso al menos cree Bridges. "Mis padres están muy enamorados y eso sirve de ejemplo a los hijos sobre qué persona buscar para compañero o compañera. Yo tuve mucha suerte y encontré a una mujer tan maravillosa como mi madre, que se llama Susan, con la que tengo tres hijas y con la que llevo casado 27 años".

Y como se guía mucho por su instinto y no sólo en la vida profesional, Bridges asegura que en noviembre votará a Kerry, el candidato demócrata. "Estamos en una época muy volátil, es difícil saber quién lo puede hacer mejor en la política, es difícil saber cuál es la verdad y por ello tengo que seguir mi instinto, y mi instinto ahora me dice que tengo que votar a Kerry".

Jeff Bridges, en San Sebastián, con el Premio Donostia.
Jeff Bridges, en San Sebastián, con el Premio Donostia.JESÚS URIARTE
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