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Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Quinientos ojos errantes

ESTAMOS ANTE una compilación importante. No estamos hablando de desechos de escritura, de textos terminados a medias, que a lo sumo permiten mirar dentro del taller del artista. La riqueza verbal, la contundencia de pensamiento, la emotividad melancólica de Los poemas póstumos no van a la zaga de los libros publicados. Los poemas que se han reunido aquí, en gran parte fueron excluidos por el autor del contexto de un nuevo tomo, en el último momento antes de la publicación. Otros son poemas ocasionales y un tercer grupo lo forman las composiciones manuscritas, anotadas en agendas o incluidas en cartas. Unos quinientos poemas preparó Celan para la publicación. En el legado quedó otro medio millar, que en 1997 publicó la editorial Suhrkamp, que también se hizo cargo de una muy manejable edición de los poemas completos.

Los poemas póstumos

Paul Celan

Traducción de José Luis Reina Palazón. Trotta

Madrid, 2004

431 páginas. 24 euros

En España no hubo tanta suerte; la editorial Trotta optó por apretujar las "obras completas", incluidos los textos en prosa, en un único tomo, con el texto original aplastado a pie de página, y confió la traducción a José Luis Reina Palazón, que no salió nada airoso de la exigente tarea. Esta fórmula ahora se repite. Y si bien se constata un avance por parte del traductor, éste presenta un trabajo irregular que tiende al vocablo rebuscado y a la imprecisión. El mencionado "signo de la ruda" del poema Le Périgord se convierte en el "signo del rombo" (en alemán son sinónimos). Se prefiere "carrizal" a "juncal", "el ojo errante" se transforma en "el ojo caminero", la "canción de beber" en "canción báquica", el "rotulador" a secas en "rotulador de mafieltro". ¿Cómo casan estas soluciones con la dicción natural y absolutamente moderna del poeta? Teniendo en cuenta los condicionantes de la versión castellana, Celan, pese a todo, deslumbra con su lucidez, con su atrevimiento estilístico: "Conversaciones con cortezas de árboles. Tú / descortézate, ven, / descortézame de mi palabra".

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