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Crítica:CRÍTICAS
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Drogas, mucho sexo y 'rock and roll'

"La Antártida es claustrofobia y agorafobia a la vez. Como dos personas en una cama", dice la voz en off de Matt (Kieran O'Brien) en esta desconcertante película, una más para confirmar el talento esquinado y a contrapelo del británico Michael Winterbottom. Jamás una película suya se pareció a la anterior, y ésta, desde luego, no es ninguna excepción, y en nada se parece al conjunto de su producción hasta la fecha.

La Antártida ejerce en el filme el mero papel de cemento para pegar las secuencias que la anteceden, o que la preceden: es sólo la ocasión para la metáfora. Porque lo cierto es que 9 songs habla ante todo de otra cosa: de la cotidianidad de dos amantes, sexo (mucho sexo) incluido. Y sexo explícito: como en la película Fóllame, por poner un ejemplo reciente, parecería como si Michael Winterbottom tuviera como especial apuesta, a la hora de construir su discurso, la ruptura de los límites habituales de lo que se puede decir en cine.

9 SONGS

Dirección: Michael Winterbottom. Intérpretes: Kieran O'Brien y Margo Stilley. Género: drama. Reino Unido, 2004. Duración: 69 minutos.

Por eso el filme viene precedido por una polémica que cualquier moralista no dejará nunca de encender: que si las felaciones, que si los cunilingus, que si las eyaculaciones... Y, sin embargo, la verdadera apuesta narrativa de la película no es otra que el plasmar el día a día de dos amantes, de dos jóvenes de hoy mismo (ella, muy joven, sólo 21 años), su cotidianidad aplastantemente banal (¿pero es que hay alguna que no lo sea?), sólo apta para quienes la viven, no para quienes la contemplan.

Por eso el gancho de las (ocasionales) drogas y las canciones, las nueve del título, otros tantos temas de rock (o no tanto: también hay lugar para un concierto de Michael Nyman), que hilvanan la existencia de ambos.

Quiénes son los amantes, es lo de menos: de hecho, no sabemos prácticamente nada de lo que va a hacer Matt en la Antártida, ni cuáles son las expectativas vitales, incluso emocionales de Lisa (Margo Stilley, del todo nueva en estas lides), más allá de alguna que otra rayita de coca, de los conciertos a los que va con su amante y, claro está, de sus más o menos experimentadas performances sexuales.

Como si quisiera que sus dos amantes fueran los primeros amantes de la humanidad (de la misma manera que la Antártida es la memoria del planeta antes de la presencia humana en él: lo dice en el off sonoro Matt, que es quien recuerda y ordena así el curso de la narración), Winterbottom los libra de cualquier otra premisa, los deja a su suerte en el privilegiado escenario de una cama, y nada más.

Cierto, su apuesta por lo cotidiano no siempre se revela lo rigurosa que pretende (hay una extraordinariamente hábil iluminación cuya función no es otra que estilizar esa cotidianidad: cualquier cosa menos lo que una cámara cogería si ese apoyo técnico no existiera), y tal apuesta corre el riesgo de dejar fuera a quien pretenda saber algo más de quienes lucen sus habilidades amatorias.

Pero enganchará a buen seguro a quien se interese por el discurso paralelo entre acción y letra de las canciones, a quien se interese por la singular carrera de su creador o a quien simplemente necesite del escándalo para orientar sus pasos hacia una sala cinematográfica.

Kieran O&#39;Brien y Margo Stilley, en <i>9 songs.</i>
Kieran O'Brien y Margo Stilley, en 9 songs.
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