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Reportaje:

De unas mangas, un pantalón

Jóvenes diseñadores y firmas consagradas reivindican las virtudes del reciclaje en el certamen Segunda Mano en Bilbao

Con la afortunada iluminación natural que ofrecen los grandes ventanales del ala norte del Mercado de la Ribera de Bilbao, la iniciativa Segunda Mano vivía ayer su segunda jornada con decenas de jóvenes, y no tanto, rebuscando entre toneladas de ropa usada en pos de nuevos diseños. Como el que preparó Miriam Ocáriz a partir de la conjunción de dos mangas de camisa y un pedazo de jersey de ganchillo: un top sugerente.

Pero también hay jóvenes diseñadores, aficionados o que acaban de terminar sus estudios. Entre ellos, rebuscaba ayer sus telas Mario Rigel, bilbaíno de 26 años, que descubría las posibilidades de Segunda Mano. "Es una experiencia muy útil porque puedes recuperar prendas olvidadas en el armario. Además, explotas más el lado creativo porque trabajas a partir del corsé que son las prendas ya creadas", comentaba.

El evento pretende ofrecer una mirada crítica al consumismo en la moda

Muy cerca de él, se afanaba en la máquina de coser Rosa Jiménez quien, a sus 44 años, vive estos días una experiencia desconocida atendiendo los patrones y peticiones verbales de los diseñadores. Ella es una de las cuatro costureras que apoyan el trabajo creativo de los participantes en Segunda Mano. "La relación es excelente. Ellos me aportan creatividad y yo, experiencia", indica.

Jiménez había trabajado hasta ahora como modista al estilo clásico: patronaje, pruebas, retoques. "Aquí no hay patrones, todas las prendas se reutilizan sin prejuicios previos, con lo que puedes ver cómo una camisa se convierte en pantalón. Lo que habitualmente nos ponemos del derecho aquí se vuelve del revés", explica.

Pero el proyecto de Segunda Mano, ideado por el colectivo Andrea Crews, es más que una operación de reciclaje. Sus promotores, que ya han presentado esta experiencia en México, Berlín o París, pretenden ofrecer una mirada crítica al imperio de la pasarela y el consumismo en la moda. Algo loable, pero difícil de conseguir, "porque el mercado al final es el que manda; la gente se deja llevar por las marcas y no se fijan ni en el diseño ni en la calidad de las prendas: repiten el mismo patrón, con distintos tejidos, año tras año", comenta Mario Rigel.

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La diseñadora Alicia Rueda recogió el lunes en el Mercado de la Ribera los materiales que ahora reconvierte en su estudio. "Aquí estoy más cómoda", dice, después de recordar que su presencia en el evento podría ser hasta "contraproducente" para alguien como ella que participa en el lado profesional de la moda. "Pero no es así, es un proyecto que implica imaginación, aunque no veo rentabilidad en el reciclaje, ya que es muy difícil recuperar piezas de otras prendas ya montadas, con su propio volumen".

Sin embargo, Alicia Rueda ha conseguido un diseño muy atractivo para el desfile del próximo sábado 25 (20.30). Ha reconvertido en faldas 40 camisas de los trabajadores de la limpieza de Bilbao, con el lema Argi eta garbi, y el conjunto lo ha completado con una pieza superior con los colores de la ikurriña. "El no va más: una bilbainada, que apoya la limpieza de mi ciudad", resume.

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