"La madurez nos hace más frágiles"
En su última película, Conociendo a Julia, Annette Bening interpreta a una diva del teatro en crisis. Dirigida por István Szabó, el filme está basado en la obra de William Somerset Maugham Teatro. Maugham (que escribió que sólo los mediocres están siempre en su mejor momento) describe con humor un mundo cínico, regido por las exageradas leyes del escenario, y a una gran actriz capaz de superar con instinto y talento los fracasos. Bening (Topeka, Kansas, 1958) presentó ayer en el Festival de San Sebastián la película y recibió el Premio Donostia por su carrera de manos del actor Imanol Arias. Madre de cuatro hijos, viajó sin su célebre marido, Warren Beatty ("desde hace tiempo decidimos que si uno viaja el otro se queda en casa con los niños") y aclaró que la suya es una familia muy normal ("no somos nada glamourosos"). Con la espalda erguida y las piernas cruzadas, la actriz habla con el codo apoyado en el respaldo de la silla. En una mano lleva una preciosa sortija de brillantes y en la otra un enorme anillo turquesa. Tiene una piel preciosa y con arrugas, una mirada inteligente y una sonrisa luminosa e infantil.
"Mi ideología está en mi trabajo. A través de él me manifiesto política y socialmente"
"Es importante que las mujeres sepan que pueden y deben controlar su trabajo"
Pregunta. Muchas actrices lamentan la falta de papeles interesantes para mujeres maduras. Usted también se queja.
Respuesta. No puedo quejarme. Empecé tarde mi carrera, pasada la treintena, y desde entonces no he tenido dificultad en encontrar trabajo. El problema no tiene que ver con los papeles para mujeres sino con las películas en general. El cine comercial es cada vez peor. Es sólo un problema de mercado. Sólo interesa hacer más y más dinero y en ese contexto el trabajo es poco interesante para todos. Desde luego, en la cultura estadounidense hay más imaginación de lo que parece. Así que espero que tarde o temprano las cosas mejoren. De todas formas, es importante que las mujeres no interioricen complejos, que sepan que pueden y deben controlar su trabajo y el mundo que las rodea.
P. No le gustan las actitudes victimistas.
R. No, no me gustan nada.
P. En Conociendo a Julia usted interpreta a una diva del teatro. ¿Siente simpatía por esta actriz tan narcisista y exagerada?
R. Me gusta porque está llena de fallos. Me gusta porque es malvada y talentosa. Me gusta porque se equivoca. Me produce simpatía porque en el fondo se está buscando a sí misma. Ella comete un error muy humano, tiene un lío y se enamora. Me gusta su optimismo. Aprende de sus errores. Me parece una mujer muy auténtica.
P. Pero su matrimonio está basado en las mentiras, hay un pacto de silencio, de no agresión. ¿Cree en ese tipo de relaciones?
R. ¿Qué ha dicho de mi matrimonio? [Bening levanta una ceja al estilo Escarlata O´Hara y clava con dureza la mirada]
P. ¿De su matrimonio? Nada. Me refiero al de la película.
R. ¡Ah! [exclama entre risas mientras pide disculpas por el error]. Es que, ya sabe, a veces los periodistas se saltan algunas normas de convivencia. [La actriz dulcifica el tono y retoma la pregunta sobre los pactos de pareja]. Somerset Maugham siempre exploró el matrimonio en estos términos y no lo hizo de una forma trágica o melodramática. Hay mucho cinismo en Maugham, como lo hay en el matrimonio de la película, pero eso no quiere decir que no sea auténtico. Se quieren de verdad y de una forma muy apasionada. Maugham, que era gay y estaba casado, se detuvo mucho en las complejas relaciones de pareja. Su esposa, por cierto, fue una mujer increíble, una pionera de la decoración que se inventó los espacios en blanco. Una mujer muy chic.
P. Cuando -en la película- el marido se va con una mujer más joven, su personaje reacciona de una forma genial y malvada. ¿Montaría usted semejante venganza?
R. Me encanta su reacción pero no sé si yo llegaría tan lejos. Pero sí, me gusta cómo humilla a la joven y cómo ella se redescubre a sí misma y recupera toda su energía. Es uno de esos momentos en los que el cine supera a la realidad.
P. Esta noche [por ayer] le van a dar un premio por toda su carrera. ¿Con qué se queda de todos estos años?
R. Ha sido un gran aprendizaje y eso es lo más importante. Cuando uno empieza cree que llegará un día en que ya no se sienta inseguro, en que por fin alcance un lugar confortable en su profesión. Pero eso no ocurre nunca, la realidad es que es un proceso que no termina jamás. Con la madurez sólo somos más frágiles e inseguros. Yo no estoy muy acostumbrada a estos honores, por eso aprecio mucho sentirme querida y arropada.
P. Pero usted no parece una mujer insegura. Más bien lo contrario.
R. Quizá por eso hablo de ello, porque nadie parece darse cuenta. Recuerdo cuando rodé A propósito de Henry con Harrison Ford y Mike Nichols. Recuerdo llegar a los ensayos y escucharles hablar de los nervios que tenían. Estaban aterrados y yo no lo entendía. Les pregunté que de qué estaban nerviosos un actor y un director tan reconocidos. Mike me dijo entonces lo que ahora sé, que con los años la inseguridad sólo crece. Es una de esas ironías de la vida.
P. Usted y su marido siempre han expresado sus opiniones políticas y se han manifestado contra George W. Bush. Pero tengo entendido que usted tampoco es muy amiga de Hillary Clinton [la llamó oportunista y políticamente sorda].
R. Sí, dije cosas poco agradables sobre Hillary Clinton y hoy me arrepiento. La verdad es que ahora soy muy cauta al hablar de política ante la prensa. No me fío de los titulares, de las frases sacadas de contexto. Me encanta opinar, y nunca dejo de hacerlo, pero ya no aprovecho mi celebridad para hablar de política. Si quiere conocer mi ideología fíjese en los personajes que interpreto, en los papeles que escojo. Mi ideología está en mi trabajo. A través de él me manifiesto política y socialmente. De todas formas, sí, soy demócrata y votaré a John Kerry y al ver hoy las noticias y el mundo en el que vivimos me parece todo demasiado grave como para frivolizar.
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