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Sectores del PP gallego contrarios a Rajoy exigen más poder a Fraga

Xosé Hermida

No se retiró, según confesión propia, para evitar la ruptura en el PP gallego, pero los problemas internos se le acumulan a Manuel Fraga desde que hace un mes anunciase su intención de aspirar a un quinto mandato en la presidencia de la Xunta. Un sector del partido, que controla la organización provincial de Ourense, amenaza con una revuelta interna contra el secretario general del PP, el gallego Mariano Rajoy. Este sector, que siempre ha apoyado al viejo rival de Rajoy en Galicia, el que fuera delfín de Fraga, Xosé Cuiña, ha hecho llegar al presidente de la Xunta la amenaza velada de romper la disciplina del partido ante lo que considera interferencias de la dirección nacional, según aseguraron fuentes del grupo crítico.

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El núcleo principal de los descontentos lo integra el PP de Ourense, el primer bastión electoral de los populares gallegos, bajo el control de José Luis Baltar, presidente de la Diputación y del partido en la provincia. Baltar, que antes de integrarse en el PP comandaba un pequeño partido, Centristas de Galicia, ha sido en los últimos años el más estrecho aliado de Cuiña en su propósito de preservar a toda costa la autonomía de los populares gallegos frente a la dirección nacional. Y nunca se ha recatado en proclamar su apoyo a Cuiña como candidato a suceder a Fraga, incluso después de que el antiguo delfín fuese obligado a dimitir de la Xunta, hace año y medio.

Larga batalla interna

Desde el abandono de Cuiña, en el PP y en el Gobierno gallego han ido ganando posiciones los dirigentes próximos a Rajoy, entre el paulatino descontento de los que se autodenominan "galleguistas". En enero de 2003, cinco diputados autonómicos fieles a Baltar amenazaron públicamente con abandonar la disciplina del partido en el Parlamento gallego y dejar a Fraga en minoría. La última remodelación de la Xunta, con la que el presidente pretendía reforzar su decisión de encabezar las listas del PP en las autonómicas de 2005, con 82 años, no ha hecho más que encender los ánimos entre los populares de Ourense, que se sienten desplazados por los seguidores de Rajoy.

Fraga había intentado mantener el equilibrio interno con el nombramiento de dos vicepresidentes, uno de ellos, José Manuel Barreiro, bien conectado con los barones provinciales que constituían el núcleo de apoyo a Cuiña. Pero Barreiro ha quedado en el escalafón por debajo del vicepresidente primero, Alberto Núñez Feijoo, a quienes sus detractores señalan como aupado por la dirección nacional. El presidente del PP de Ourense ya trasladó su inquietud hace unos días al propio Rajoy, quien, según fuentes del sector crítico, remitió todas las quejas a Fraga. En un intento de frenar las amenazas de rebelión, el presidente de la Xunta se entrevistó anoche con Baltar. Según las mismas fuentes, Baltar pretendía obtener de Fraga garantías firmes de que se respetará su cuota de poder en el partido.

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Sobre la firma

Xosé Hermida
Es corresponsal parlamentario de EL PAÍS. Anteriormente ejerció como redactor jefe de España y delegado en Brasil y Galicia. Ha pasado también por las secciones de Deportes, Reportajes y El País Semanal. Sus primeros trabajos fueron en el diario El Correo Gallego y en la emisora Radio Galega.

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