El Sevilla aprovecha la inmadurez del Levante

El Sevilla de Joaquín Caparrós ha acabado resultando ser un empollón. Después de años de ser el rudo de la clase, el que gozaba con especial intensidad de dar lecciones de proletariado -a veces con exceso de empeño- a los preferidos, se ha pegado un atracón a estudiar para pasar con nota su meritoriaje entre los grandes. Chárter con su nombre en el fuselaje, nutricionista, psicólogo, rotaciones... Por el momento se encuentra como pez en el agua en el lujo.

Tras su victoria en la Copa de la UEFA el pasado jueves contra el Nacional de Madeira (2-0), Caparrós premió a los jóvenes Jesús Navas y Sergio Ramos con la titularidad. Ellos, junto a un redivivo Darío Silva y -a pesar de su evidente bajón- Baptista encabezaron la goleada al Levante.

El comienzo del partido fue muy entretenido gracias a ambos equipos. La defensa del equipo valenciano lograba dejar en fuera de juego a Silva y aún apostaba por intentar mover el balón. Bernd Schuster eligió el dinamismo frente a la ortodoxia táctica, el jugador frente al sistema, y los movimientos de los levantinistas lograron contener e incluso presionar a los sevillistas. Quizá pecó de falta de ambición y dejó sólo en punta a Manchev, para dedicarle así una atención personalizada a

Baptista.

El Sevilla merodeaba el área azulgrana con bastante facilidad y, en el minuto 12, tras forzar dos saques de esquina consecutivamente, Sergio Ramos peinó para que Silva, en el segundo palo, tan sólo necesitara empujarla con la cabeza. Pero el remate le salió para arriba al uruguayo y lo repelió el palo.

No se apresuró el Sevilla y supo aprovecharse de la bisoñez y generosidad de los de Valencia. Tres minutos después, Manchev se quedó solo gracias a un gran pase desde la izquierda que desbarató la posición adelantada de la zaga sevillista y le dejó franca la carrera a la puerta contraria. Se lió Manchev y de paso corroboró que el Levante está aún a medio hacer y apuesta por un fútbol que todavía no le sale. Quizá por falta de las piezas adecuadas, pero el entrenador ha de saber que son las que tiene.

Una pillería de Silva que no vieron ni juez de línea ni árbitro llevó a que un saque de banda de Martí llegara manso a la cabeza de Renato, que remató sin oposición alguna.

El Levante se desmadejó y el Sevilla se dedicó a controlar, sin prisas, con plena confianza en la solvencia de su defensa ante las escasas armas que habían exhibido los azulgrana.

El joven Navas decidió que era la suya y tras el saque de centro, se fue con elegancia y velocidad de todos los defensas que pudo y chutó fuerte y Baptista se aprovechó del rechace de Mora para marcar. Punto final del partido, que aún vio un gol más del brasileño, minutos antes de que se retirara lesionado.

El perfil de Navas en el equipo es cada vez más importante y el aniñado jugador está demostrando carácter y ganas. En Nervión ya se relamen con la enésima aportación de su cantera, que sirvió para financiar las duras y también para afianzar y disfrutar de las maduras.

El Sevilla tuvo tiempo hasta de hacer rotaciones en un enfrentamiento que mostró el camino que le queda al Levante y a lo que ha llegado el Sevilla.