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Reportaje:

Unas inversiones con buen gusto

Fernwood Art Invesment ultima dos fondos especializados en el mundo del arte

Miguel Ángel García Vega

Algunos inversores, especialmente norteamericanos y de Europa occidental, están cambiando sus acciones de Microsoft, AT&T o IBM por obras de Rubens, Picasso o Andy Warhol. A estos nuevos ahorradores es a los que se dirigen los dos fondos de inversión especializados en el mundo del arte cuyo lanzamiento ultima la gestora, con sede en Boston, Fernwood Art Invesment.

Estos dos fondos de inversión suponen toda una novedad, ya que en la actualidad sólo se comercializa en el mundo un fondo de inversión -Fine Art Fund, con sede en Londres- que invierte exclusivamente en arte.

Las transacciones artísticas, incluidas las antigüedades y las artes decorativas, mueven al año unos 28.600 millones de dólares

El pastel es suculento. Se calcula que en el mundo hay, según la terminología acuñada por los expertos en mercados financieros, 75.000 ultrarricos, personas que tienen en sus carteras de inversión 25 o más millones de dólares. Además, las transacciones artísticas (incluidas las antigüedades y las artes decorativas) están cada día más pujantes y ya mueven al año 28.600 millones de dólares. Evidentemente, todo esto se produce en un escenario en el que los mercados financieros tradicionales llevan tres años consecutivos emitiendo señales preocupantes.

Esta crisis de la renta variable es la principal razón que explica por qué el mundo del arte, al menos en su faceta crematística, está viviendo un momento particularmente, dulce que Fernwood Art Investment quiere aprovechar. Ahí están como evidencia los 104 millones de dólares (83 millones de euros) que se pagaron hace unos meses por la obra de Pablo Picasso Niño con una pipa. Una pieza maestra del periodo rosa del artista malagueño, que ostenta el récord de ser el lienzo más caro jamás vendido en una sala de subastas (Sotheby's). Todo ello sin olvidar los 72 millones de dólares (57,6 millones de euros) que pagó en 2003 el multimillonario canadiense lord Thompson por un óleo de Rubens. La enumeración podría ser mucho más larga y los precios continuarían siendo igual de elevados.

Es precisamente en este momento cuando los expertos sacan la calculadora y comienzan a hacer números para demostrar que el arte es muy rentable. Veamos un ejemplo. El cuadro de Picasso fue comprado por los mecenas y coleccionistas Betsy y John Hay Whitney en 1950 por unos 30.000 dólares de la época. Si tenemos en cuenta que se vendió por 104 millones de dólares obtenemos -una vez descontada la comisión de la sala- una rentabilidad del 16,05% anual en los últimos 54 años, señala Bruce D. Tabú, responsable de Fernwood Art Investment. Unos beneficios muy difíciles de encontrar hoy en día en los parqués.

Ésta es parte del pastel del que quiere sacar tajada la gestora. Según sus estimaciones, en los próximos seis meses se comercializarán los dos productos. Evidentemente, no son fondos al uso, están segmentados en seis sectores del mundo del arte (desde los maestros clásicos a la fotografía contemporánea) para facilitar la inversión.

No hay ninguna duda de que el mundo artístico se va aproximando poco a poco a la Bolsa. Tanto es así, que estos fondos cuentan con índices de nueva creación (impresionistas franceses, maestros daneses, pintura europea del XIX, etcétera) que tratan de dar la réplica a los que ya existen en los mercados de renta variable (tecnología, energía, salud...). Se trata de un paso muy importante para introducir el arte dentro de los mercados financieros, puesto que hasta la fecha no existían indicadores que reflejaran el comportamiento de precios y artistas.

Como consecuencia, el mundo del arte, con su sistema de mercado primario (galerías) y secundario (salas de subastas), ha estado funcionado de la misma manera que en el siglo XVIII. Con esta fórmula de índices -más bases de datos como Artnet Price Database, que recoge precios en subastas celebradas en todo el mundo- el mercado del arte puede romper dos de sus principales inconvenientes: la falta de transparencia y la irregular liquidez.

En el caso concreto de los fondos comercializados por Fernwood Art Invesment, la inversión mínima individual requerida es de 250.000 dólares, aunque el objetivo inicial es captar ahorradores que puedan desembolsar unos cinco millones de dólares para construir un producto que tenga un volumen de entre 100 y 150 millones. Para sus responsables, Bruce D. Tabú, antiguo ejecutivo de la firma de Bolsa Merril Lynch, y Michael J. Plummer, experto que ha trabajado durante más de 15 años en Sotheby's como responsable de la división de marketing de Asia y América, los beneficios pueden ser espectaculares.

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Sobre la firma

Miguel Ángel García Vega
Lleva unos 25 años escribiendo en EL PAÍS, actualmente para Cultura, Negocios, El País Semanal, Retina, Suplementos Especiales e Ideas. Sus textos han sido republicados por La Nación (Argentina), La Tercera (Chile) o Le Monde (Francia). Ha recibido, entre otros, los premios AECOC, Accenture, Antonio Moreno Espejo (CNMV) y Ciudad de Badajoz.

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