Los centros escénicos carecen de sistemas de alarma destinados a personas con problemas auditivos
Para elaborar su Estudio de la accesibilidad de los teatros existentes en el municipio de Madrid, el ingeniero Eugenio Ramos recorrió durante meses todas las salas de la capital en su silla de ruedas. Ramos, que quedó parapléjico hace 20 años debido a un accidente, estudió 41 locales destinados a representaciones teatrales para vigilar la accesibilidad de los accesos, de los cuartos de baño, si hay reserva para minusválidos...
El resultado fue el siguiente: tan sólo 15 salas se llevaron el calificativo de "accesibles", ocho fueron catalogadas "con baños accesibles y adaptados" y siete "con reserva de asiento en la sala". Ninguno de los teatros del informe de Eugenio Ramos tiene un sistema de emergencia que pueda ser detectado por personas con problemas auditivos. Los teatros que habían tenido obras en los últimos seis meses cumplían las normas mínimas de accesibilidad, según el citado estudio.
Ley contra las barreras
Los minusválidos basan sus quejas sobre los problemas de accesibilidad que hay en muchos cines y teatros en la Ley Regional 8 / 1993 de Promoción de la Accesibilidad y Supresión de Barreras Arquitectónicas. "La ley no permite ningún obstáculo para los discapacitados. La accesibilidad significa que un minusválido pueda entrar en una sala sin necesitar ayuda. Muchas veces no vale con poner una rampa si esa rampa mide 40 metros de largo, y es imposible subir sin ayuda, como pasa en unas salas de cine de un centro de ocio de Pozuelo", denuncia Manuel Rancés, secretario de Accesibilidad de la Federación de Asociaciones de Minusválidos de la Comunidad de Madrid (Famma).
Esta asociación tiene una sección dedicada exclusivamente a recoger las quejas de los usuarios. "Sobre todo se quejan de lo que nosotros llamamos la falsa accesibilidad: muchos teatros o cines ponen una rampa pero, si para llegar a esa rampa hay que subir primero cinco escalones, no sirve de nada", señala Rancés, que apela a "la independencia y la dignidad".
"Los minusválidos no queremos entrar en una sala de cine por la puerta de atrás, o en un centro comercial por el montacargas. Eso no es dignidad", concluye.
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