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Zapatero lleva a la ONU su discurso multilateralista

El jefe del Gobierno preside mañana con Chirac la cumbre contra el hambre

¿Se puede cerrar la caja de Pandora abierta por George W. Bush en Irak sin retroceder frente a la amenaza terrorista? El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, intentará apuntar alguna respuesta a esa pregunta el martes ante la Asamblea General de Naciones Unidas y ha dejado en el aire la posibilidad de anunciar alguna iniciativa. Pero los ejes de su intervención serán el multilateralismo estricto y el acento político para combatir el terror.

No es probable, sin embargo, que Zapatero repita en Nueva York su reflexión del 9 de septiembre en Túnez, sobre lo mucho que mejorarían las cosas si otros países siguieran el ejemplo de España y retiraran sus tropas de Irak. Aunque uno de los diarios internacionales más prestigiosos, The Financial Times, tienda a asumir ya el repliegue total como la hipótesis más razonable y el comisario europeo Chris Patten haya proclamado el fracaso total y definitivo de la estrategia de Washington, es seguro que el presidente español evitará cualquier riesgo adicional de incomodar al presidente de EE UU. Éste intervendrá ante la asamblea de la ONU poco después de que la inaugure el secretario general, Kofi Annan, y tras el discurso del presidente de Brasil, Luis Inàzio Lula da Silva, que habla por tradición el primero. Zapatero lo hará ese día por la tarde.

Él y Bush coincidirán al mediodía en el almuerzo que Annan ofrecerá a los jefes de Estado o Gobierno que se desplacen a Nueva York. Pero no está previsto que celebren ningún aparte. El ministro de Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, ha declarado que el Gobierno no ha buscado el encuentro bilateral con el líder de EE UU, debido a que, paradójicamente, esta primera estancia presidencial de Zapatero en Nueva York no es una visita a su país, sino a la ONU.

En cambio, el presidente del Gobierno se verá a solas en las poco más de 48 horas que durará la visita con otros dirigentes, como el presidente argentino, Néstor Kirchner; el chileno, Ricardo Lagos; el boliviano, Carlos Mesa; el afgano, Hamid Karzai, o el iraquí, Ayad Alaui. Y está claro que si Bush accediese, como hizo en julio en Estambul durante la cumbre de la OTAN, a saludar siquiera brevemente a Zapatero (mejor aún con foto), el Gobierno acogería con satisfacción ese gesto.

Respeto a la legalidad

Rodríguez Zapatero no renunciará por ello a defender ante la máxima instancia multilateral una posición política que explica en sí misma las tensiones con Washington, quizá agravadas ulteriormente por algunos errores en las formas. Convencido, como el propio Annan y casi toda la ONU, de que la intervención en Irak fue ilegal, por mucho que Bush, Blair y Aznar se empeñaran en que la resolución 1.441 les bastaba, el presidente insistirá en que sólo el respeto escrupuloso de la legalidad internacional y la legitimidad que otorga la lucha contra la miseria y demás tragedias que sirven de caldo de cultivo al terror pueden ser útiles para combatir esta gran amenaza del siglo XXI. También sostendrá que las cosas no mejorarán mientras no se encauce de nuevo una vía de solución para el conflicto israelo-palestino.

Zapatero ha puesto especial empeño en exponer personalmente ese cambio radical de la política española respecto a la de su predecesor, José María Aznar, y ha decidido participar durante una semana en esta asamblea, que generalmente protagonizan los ministros de Exteriores y en la que este año no se prevén intervenciones significativas de líderes europeos. En La Moncloa se ve el discurso del martes como la presentación mundial del presidente, del mismo modo que la ampliación de la UE, el pasado 1 de mayo en Dublín, marcó su debú en Europa.

Rodríguez Zapatero sí se verá en Nueva York con el presidente francés, Jacques Chirac. Parece que éste no estará en la ONU, pero ambos presidirán la cumbre de la Alianza contra el Hambre, que se celebra mañana. El presidente del Gobierno anunció ya en su discurso de investidura su adhesión a esta iniciativa de Lula, con el que formalizó el pasado noviembre en la cumbre Iberoamericana de Guadalajara (México) el ingreso de España en un grupo que, fundado por Brasil, Francia, Chile y el secretario general de la ONU, pasó a tener cinco miembros. Ahora está previsto que participen 51 líderes, en su mayoría de países en vías de desarrollo, pero también los de Suecia, Finlandia o Portugal.

El objetivo de la alianza es dar un impulso político imprescindible para que se alcancen los objetivos de lucha contra el hambre formulados por la ONU hace cuatro años, en la llamada Cumbre del Milenio. La tarea, acabar con el hambre en 2015, lleva tal retraso que no se realizará si por lo menos no se dobla el importe actual mundial de la cooperación, cifrado en unos 41.000 millones de euros al año. La alianza estudia posibles medidas para financiar ese aumento, como la famosa tasa Tobin sobre los movimientos internacionales de capital, u otras relacionadas con el tráfico aéreo o los derechos especiales de giro del FMI.

A España le ha correspondido preparar un estudio sobre las remesas de emigrantes y cómo pueden contribuir a resolver este problema. Su volumen actual, de unos 65.700 millones de euros, supera a la cooperación. El estudio español propone medidas para agilizar la repatriación de estas remesas y facilitar el acceso de los emigrantes al sistema financiero.

Zapatero hablará en la cumbre de la importancia de esta batalla también para la estrategia antiterrorista, y expondrá su compromiso de duplicar el presupuesto de la cooperación española -el 0,25% al 0,50 del PIB- en esta legislatura, para seguir progresando hasta el 0,7% del PIB que fijó la cumbre de Monterrey. Moratinos seguirá toda la semana en Nueva York para contactos bilaterales y al menos tres importantes citas de carácter multilateral: la de los ministros de Exteriores de la UE, la de los cancilleres latinoamericanos, y la del Grupo de Amigos presidido por México para la reforma de Naciones Unidas.

Miguel Ángel Moratinos y José Luis Rodríguez Zapatero, en la cumbre de la OTAN en Estambul.
Miguel Ángel Moratinos y José Luis Rodríguez Zapatero, en la cumbre de la OTAN en Estambul.EFE

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