La ONU sostiene que las elecciones afganas no pueden retrasarse
El mando de las tropas internacionales cree que los ataques no afectarán al proceso
Los ataques de alta visibilidad de los talibanes o sus aliados no afectarán al proceso electoral del que debe salir el primer presidente democráticamente elegido de Afganistán, según el general francés Jean-Louis Py, jefe de la fuerza multinacional movilizada para ayudar a normalizar el país asiático. Afganistán concurrirá a las urnas el próximo 9 de octubre, en condiciones precarias, pero, según Jean Arnault, representante del secretario general de Naciones Unidas, el clamor popular a favor de un Gobierno fuerte y legítimo es tal que las elecciones no se podían retrasar más.
"La gente está deseando que haya elecciones", afirma el general Jean-Louis Py
En un país dividido entre un norte relativamente estable y un sur donde cada día se producen incidentes entre las tropas norteamericanas y los talibanes, donde voces independientes consideran precipitadas las elecciones y donde hasta algunos candidatos piden su aplazamiento, los dos más altos representantes de la comunidad internacional mantienen que el clamor popular por la consulta es tal que no se podía dejar pasar la ocasión.
"Afganistán ha conseguido en dos años más que lo logrado por ningún otro país en tan corto espacio de tiempo", dice el general Py, en referencia al tiempo transcurrido desde la caída del régimen talibán, en noviembre de 2001. La culminación de ese proceso, que incluye una Constitución que reconoce la igualdad de derechos a todos los afganos, son las elecciones presidenciales del 9 de octubre, a las que concurren 18 candidatos y para las que es incuestionable favorito el presidente interino, Hamid Karzai, al que muchos consideran el hombre de Estados Unidos.
Los talibanes han proferido toda clase de amenazas contra quienes participen en el proceso, desde el asesinato de candidatos a cortar nariz y orejas de quienes voten. "En las elecciones se pueden producir ataques de alta visibilidad, pero no afectarán al proceso electoral", asegura el general Py, bajo cuyo mando estarán en la fecha electoral del orden de 10.000 efectivos encuadrados en la Fuerza Internacional de Asistencia a la Seguridad (ISAF VI), la sexta desde que la comunidad internacional decidió intervenir en Afganistán a petición de la ONU. En ISAF VI participan ahora del orden de mil soldados españoles, el segundo contingente más elevado de los aportados por los 26 países de la OTAN y otros 9 aliados.
El principal problema de seguridad en Afganistán está en el sur del país, donde el emisario de Naciones Unidas reconoce que existen zonas a las que no pueden viajar extranjeros, y lo hacen con dificultades hasta los propios afganos. Es un conflicto que en sus diversas fases ha durado ya un cuarto de siglo. "La gente está deseando que haya elecciones. No teme a los atentados porque ya ha tenido mucho de eso", dice el general Py.
Le apoya Arnault, representante especial del secretario general de Naciones Unidas, Kofi Annan. "Es cierto que hay buenas razones para el aplazamiento. Pero hay tal necesidad popular de un Gobierno fuerte y legítimo que había que aprovechar la oportunidad", señala Arnault. "Tenemos una gran oportunidad de crear una legitimidad nacional". Apoya Arnault su argumento con el registro de más de diez millones de electores en un país que tiene entre 21 y 24 millones de habitantes.
Las amenazas que pesan sobre el proceso electoral son múltiples. Lo haría descarrilar por completo el asesinato de Karzai, como ya lo han intentado en al menos un par de ocasiones los talibanes, o un ataque en toda regla que destruyera uno de los ocho centros regionales en que se contabilizarán los votos. "La seguridad de los centros de recuento es clave, porque si se destruye uno, no valdrá el proceso", reconoce el general Py. Conforme se acerque el día de la consulta, ISAF va a reforzar sus patrullas y tener más presencia callejera. Los soldados internacionales serán el tercer cinturón de seguridad en torno a colegios electorales y centros de recuento tras la policía afgana y el propio Ejército Nacional de Afganistán.
"Habrá irregularidades y problemas", vaticina por su parte el viceministro de Defensa, general Abdul Rahim Wardak. "Ningún país lo hace bien a la primera", agrega Hikmet Cetin, representante civil de la OTAN para Afganistán.
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