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Reportaje:FÚTBOL | Tercera jornada de Liga

Montjuïc espera a La Fiera

Maxi, que marcó tres goles al Betis, desea consagrarse tras dos años en la sombra

Jordi Quixano

Y rugió La Fiera. A Maximiliano Rodríguez, Maxi, nacido el segundo día de 1981 en el barrio de Bella Vista de Rosario, le apodó así Mingo, un técnico de las categorías inferiores de Newell's Old Boys, porque cada vez que salía al campo iba hacia todas las direcciones, detrás de la pelota y muy revolucionado. Hace seis días, en el estadio del Betis, firmó su primer hat-trick en la Liga y se sacó de encima un estigma que ronroneaba por las gradas españolistas: que no era capaz de golear pese a que es, con seis millones de euros, el fichaje más caro de la historia del club. Llegado en 2002 con la pancarta de estrella bajo el brazo, Maxi comparecerá hoy ante el Madrid como el pichichi de la Liga, en su mejor momento desde que aterrizó en Montjuïc.

"Tendré que improvisar porque a Roberto Carlos no le gano en velocidad", dice el extremo argentino

Su abuelo, José Eusebio Rodríguez, lo llevó por primera vez al Estadio Newell's Old Boys cuando Maxi apenas contaba con dos años. Quería que palpase el ambiente que se vive en un campo argentino y, de paso, animara a su tío, Rubén Rodríguez, que estuvo bastantes temporadas defendiendo los colores rojinegros como lateral derecho hasta que una lesión en el tendón de Aquiles le retiró. Con solo tres años, el delantero entró en la escuela del propio Newell's, donde ahora se entrenan dos de sus primos. Su madre, Claudia, siempre que habla de cuando Maxi era pequeño, le recuerda con una pelota a su alrededor: "Jugaba todo el día al balón. Hasta cuando se bañaba hacía rebotar la pelota de tenis contra los azulejos. Sí, era una pulguita, pero a la vez un auténtico terremoto que estudiaba bien poco". Nunca le gustó a Maxi hacer los deberes. Sin embargo, le encantaba ir al colegio: "En el aula éramos ocho chicos y todos jugábamos en el mismo equipo. Alguna vez me echaron de clase por unos días porque involuntariamente rompía cristales con el balón". Uno de esos chicos es Luciano Vella, defensa de Newell's, con quien aún mantiene amistad.

A los 13 años empezó a despuntar en la liga rosarina, la amateur. Pero no fue hasta que llegó a Primera cuando su nombre empezó a hacerse eco por toda Argentina. Rebotaro, técnico del Newell's, le hizo debutar en 1999 ante el Unión de Santa Fe (1-1) y, desde entonces, se hizo con la titularidad. De hecho, Jorge Rivolzi, que ocupó el cargo de Rebotaro tres partidos más tarde del debut de Maxi, le dio toda la confianza: "No se preocupe", le dijo. "Conmigo jugará todos los encuentros de titular". Tras el Mundial Sub-20, donde sobresalió junto a jugadores como Saviola, Coloccini, D'Alessandro o Romagnoli, el extremo se ratificó como una de las promesas emergentes del país. "Boca y River me hicieron ofertas, pero las rechacé porque el Espanyol apostó por mí y con 21 años era la gran oportunidad para venir a Europa", reconoce Maxi.

Cruzar el charco no le fue mal. El ex seleccionador Marcelo Bielsa lo llamó para disputar la Copa Kirin 2003. El 8 de junio, en Osaka y en el estadio Nagai con 42.000 espectadores, debutó con Argentina frente a Japón, y marcó el 1-4 definitivo. Aunque sólo ha ido otra dos veces con la selección, Maxi sabía que Bielsa le seguía y confiaba en él. Tras su dimisión, espera seguir al nivel actual para que su sustituto, José Pekerman, le de una oportunidad.

En el Espanyol, sin embargo, las cosas no le han ido tan bien. Eclipsado por Tamudo, Maxi marcó solo siete goles en su primer año y sólo cuatro en la última aunque siempre ha sido titular con los sucesivos técnicos que han pasado por Montjuïc. "Profesionalmente hablando, las dos últimas temporadas han sido muy duras. El equipo no funcionaba y yo tampoco. He madurado mucho desde entonces y parece que las cosas están cambiando", expresa con aire esperanzado. El Madrid será una buena piedra de toque para probarse, aunque delante tendrá al brasileño Roberto Carlos. "¡A ese no le gano por velocidad!", exclama jocoso. "Bueno, pues tendré que improvisar como hacía en los picados -partidos entre los chavales de barrio argentinos-".

Pero no sólo tiene buen dominio del balón. El técnico del Espanyol, Miguel Ángel Lotina, que ha convocado por primera vez a Amavisca y al lateral argentino Ibarra, sólo tiene buenas palabras para él: "Tenía muy claro que Maxi era un jugador con calidad, pero lo que más me ha sorprendido es la capacidad de trabajo que tiene".

Maxi celebra el cuarto gol al Betis.
Maxi celebra el cuarto gol al Betis.GARCÍA CORDERO

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