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Crítica:CRÍTICAS
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Amores imposibles

Dos elementos se recordarán tal vez en el futuro de una película tan endeble como Escuela de seducción. Uno es la abrumadora lista de cameos, actuaciones de breves segundos, y la singular procedencia de todos los invitados: Maruja Torres, Sergi López, Carmen Alborch, Boris Izaguirre, Fernando Romay, Manolo Lamas, Iñaki Gabilondo, Luis del Olmo, Las Veneno, Kiko Narváez, Fernando Schwartz, Nieves Herrero y un Alejandro Sanz que se marca dos de sus temas más conocidos... y seguramente se queda algún nombre más en el tintero.

Otro, el saber qué hubiera podido ser, con un guión más competente, del debú en la pantalla del singular Javier Veiga, un hombre a quien tenemos visto en la televisión y que aquí, en los momentos en que no tiene que lanzarse, como todo el resto de sus pares, por el arriesgado tobogán del exceso, deja más que ostensibles muestras de su oficio.

ESCUELA DE SEDUCCIÓN

Dirección: Javier Balaguer. Intérpretes: Victoria Abril, Javier Veiga, Ginés García Millán, Neus Asensi, David Bages, José Manuel Cervino, Emilio Gutiérrez Caba. Género: comedia. España, 2004. Duración: 95 minutos.

Todo lo demás, desde el atolondrado asunto de la Escuela de Seducción Mon Amour del título, hasta la (imposible) irrupción de un pelmazo oyente nocturno de un programa de confesiones a medianoche que conduce la ambiciosa Sandra (una Victoria Abril que, en la lógica de su talento, saca el mejor partido posible de un personaje muy poco construido), termina cayendo en el olvido.

Ritmo equivocado

Tiene la culpa un ritmo por completo equivocado (el que le impone la dirección de Javier Balaguer, un hombre que dio muestras de mejores maneras en su filme de exordio, Sólo mía), así como la acumulación de situaciones que se pretenden cómicas, pero que resultan sólo moderadamente tolerables.

Y es que intentar actualizar el viejo tema del enfrentamiento de sexos a partir de ingredientes tan sobados y arquetipos tan inconsistentes tiene tales riesgos, que ni el más capacitado de los cultores de la comedia hispana habría salido bien parado de tal empresa.

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