Las protestas de los taxistas obligan a suspender el pleno del Ayuntamiento de Sevilla

El pleno del Ayuntamiento de Sevilla vivió ayer una de las sesiones más convulsas de los últimos años e incluso tuvo que suspenderse durante 45 minutos después de que un grupo de taxistas que protestaba a las puertas del Consistorio rompiera varios cristales e intentara derribar la puerta. Una vez reanudada la sesión, la oposición abandonó el salón de plenos y se negó a participar en el debate de las conclusiones de la comisión que ha investigado el polémico desalojo del asentamiento chabolista de Los Bermejales. Antes, la Policía Local había tenido también que desalojar a 25 trabajadores de Astilleros que pretendían intervenir en la sesión en la que se aprobó una moción de apoyo al "carácter público" de la factoría sevillana.

El cruce de acusaciones entre el gobierno y la oposición durante y después de la comisión de investigación de Los Bermejales hacía ya prever una sesión crispada y los cuatro grupos habían preparado toda su artillería dialéctica. Pero la polémica llegó primero desde fuera del Ayuntamiento, ante cuyas puertas se concentraron alrededor de 2.000 taxistas para protestar por las agresiones que han sufrido varios compañeros en las últimas semanas.

Con las puertas del Consistorio cerradas, al salón de plenos apenas llegaban los gritos de los manifestantes y la sesión discurría con el debate, en ocasiones algo subido de tono, de los cuatro grupos políticos. Hasta que, en torno a las 12.20, algunos taxistas decidieron imprimir más violencia a su protesta y el ruido de cristales rotos y de fuertes golpes contra la puerta del Ayuntamiento hicieron saltar a los concejales de sus asientos cuando éstos, paradójicamente, se disponían a votar la concesión de ayudas a los taxistas para la instalación de mamparas de seguridad.

El vestíbulo del edificio se llenó en cuestión de segundos de concejales, funcionarios municipales y decenas de agentes de las Unidades de Intervención del Cuerpo Nacional de Policía preparadas para intervenir si los taxistas lograban entrar.

El pleno se reanudó pasadas las 13.00 horas, pero la normalidad apenas duró 10 minutos. El siguiente punto era debatir y aprobar las conclusiones de la comisión de investigación de Los Bermejales y el PP y el PA se negaron a participar en el debate porque, a su juicio, la propuesta no se había tramitado correctamente.

El reglamento municipal advierte que las propuestas que se lleven al pleno por la vía de urgencia, como era este caso, deben ser entregadas a cada grupo por escrito, algo que, según PA PP, no hizo ayer el gobierno. El secretario, sin embargo, consideró que la oposición sí había sido informada y ordenó que continuara la sesión. El primero en tomar la palabra fue el portavoz socialista, Alfonso Rodríguez, quien advirtió de que la oposición ya había manifestado el miércoles "que iba a tratar de desvirtuar el debate". Los 16 concejales de la oposición se levantaron en ese momento de sus asientos y abandonaron la sala. "Evidentemente es algo preparado. No se levantan todos a la vez si previamente no lo han pactado", señaló el portavoz del PSOE mientras la oposición desfilaba hacia la puerta.

PSOE e IU siguieron adelante con el debate y aprobaron el documento de conclusiones que ambos habían acordado el día anterior. En el mismo, el gobierno reconoce su error, se compromete a no volver a apoyarse en planes urbanísticos ni en empresas privadas para erradicar el chabolismo y apunta una serie de medidas sociales para el futuro. "Es evidente que el instrumento elegido esta vez es defectuoso", reconoció el alcalde, quien destacó que el gobierno se compromete, entre otras medidas, a poner en marcha "el desalojo y posterior realojo en condiciones adecuadas" de los chabolistas que compraron una vivienda en el Polígono Sur; a realizar un seguimiento de estas familias para facilitar su integración; y a impulsar una comisión mixta entre el Ayuntamiento y la Junta en relación con el asentamiento de El Vacie. Asismismo, el documento constata que "el rechazo social" ha dificultado el realojo de los chabolistas y propone un compromiso de "no utilización partidista" del este rechazo vecinal que "de forma implícita o expresa, consciente o no", contemple rasgos de racismo, o xenofobia.