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Reportaje:LORENZO MILÁ SE ESTRENA EN EL 'TD-2'

Una bocanada de aire fresco

Primero fue su voz. "Es la foto que todos ven como la imagen de un cambio anunciado, la apuesta común... España mira menos a Estados Unidos y más a la Unión Europea". En la pantalla, el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, ejercía de D'Artagnan, juntaba, como en las novelas de Alejandro Dumas, las manos de los otros mosqueteros del rey, en este caso, dos: Gerhard Schröder y Jacques Chirac. Y por fin, el rostro. Lorenzo Milá, enfundado en chaqueta oscura y camisa blanca, sin corbata.

-Qué tal, buenas noches -dijo, en un saludo muy intencional con la audiencia. Sonó a algo así como: ¡Ya estoy aquí! En efecto, Milá inauguraba el Telediario 2, el de las nueve de la noche, el circo romano donde los presentadores se miden como gladiadores. Pero lo hizo no como gladiador sino con el mismo estilo que lucía desde La 2, cuando presentaba su telediario informal. En otras palabras, es el mismo periodista, y su ascenso a primera división, por así decir, no lo ha cambiado.

Con todo, la batalla de la audiencia exigirá más imaginación y esfuerzo que el desplegado ayer

Si a él no, los contenidos registran modificaciones sustanciales. Y no por su color político. Si a la foto de Rodríguez Zapatero con Schröder y Chirac se podía oponer un contrapunto, ¿de dónde podía provenir? ¡Bingo! De la imagen de las islas Azores, el 16 de marzo de 2003. Así fue. Milá abrió paso primero a la periodista Elena Ochoa, en el palacio de la Moncloa, quien resumió la noticia del encuentro. Pero, a continuación, apareció la gran imagen, la de las Azores, los 15 minutos de gloria de José María Aznar, junto al presidente norteamericano, George W. Bush, y el primer ministro británico, Tony Blair. La redactora Teresa Rodríguez narró aquel momento en el que, triunfante, Aznar copatrocinó, sin enviar tropas (más tarde lo hizo bajo el concepto de ayuda humanitaria), la invasión y guerra de Irak. Cuando Elena Ochoa retomó la noticia su nuez registró un ligero bloqueo. Quizá fuera simple despiste, pero ese momento simbolizó la transición de una época a otra del telediario. Milá podría decir, como Rodríguez Zapatero señaló ayer sobre Europa, que "el viejo telediario está como nuevo".

Fue un día cargado de noticias. Milá, pues, no tuvo problemas por ese lado. Por ejemplo, dio cabida a la entrevista que por la mañana hizo al presidente del Gobierno Iñaki Gabilondo, y apuntó que es más probable, después de lo que dijo Rodríguez Zapatero, que el ex presidente del Gobierno José María Aznar sea llamado a comparecer ante la Comisión del 11-M. En ese momento, Milá fue menos rígido que en sus primeros momentos -quizá por ser su estreno- y arqueó las cejas con un golpe seco. Las otras noticias, incluidas las de deportes, no ofrecieron mayores novedades. Jesús Álvarez, natural por definición, empero, se presentó ayer con cierto corsé, menos suelto que en el pasado.

La característica principal del estreno de Lorenzo Milá, y con él de todo su equipo, es que el aire, muy fresco, se paseaba por todas las secciones. La prueba, como no podía ser de otro modo, fue el contraste entre el eje europeo Rodríguez Zapatero-Schröder-Chirac y la alianza atlántica Aznar-Bush-Blair. Y esta prueba la pasó con corrección.

Con todo, la inevitable batalla de la audiencia exigirá más imaginación y esfuerzo que el desplegado ayer en el estreno. El TD 2 llega a un mercado muy competitivo donde ha perdido mucho tiempo en términos de credibilidad. Milá se incorpora a una guerra que ahora será todavía más encarnizada. Dirigir el telediario de TVE-1 con el estilo de La 2 es un paso adelante. Pero no será suficiente.

Lorenzo Milá presenta <i>Telediario 2.</i>
Lorenzo Milá presenta Telediario 2.

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