_
_
_
_
_

Unió rechazará en su congreso avanzar hacia la fusión con Convergència

Los democristianos reafirman la independencia de su partido frente a los embates de CDC

Unió Democràtica (UDC) ha diseñado su congreso del 16 y 17 de octubre con el propósito de acentuar sus diferencias ideológicas respecto a Convergència, reforzar su perfil democristiano y aparecer ante el electorado como una fuerza de centro capaz de frenar las derivas soberanistas de sus socios de federación. Los democristianos rechazan en las ponencias congresuales las demandas de los convergentes con el fin de remachar la federación, como la militancia conjunta o la supresión automática de las cuotas en las listas electorales. El congreso también afianzará a Josep Antoni Duran Lleida como líder del partido al prolongarle su mandato de dos a cuatro años.

Los dirigentes de Unió no persiguen echar un pulso a Convergència Democràtica (CDC), ni mucho menos abandonar la federación, pero sí dejar claro que son una formación independiente y soberana, con muchos más años de historia a sus espaldas y con un poso ideológico específico, el democristiano. "Estamos tan lejos de la ruptura como de la fusión", resume un destacado dirigente de Unió.

Frente a los repetidos intentos de Convergència -concretados en su último congreso de julio- por fijar una serie de mecanismos orgánicos que apuntalen la federación y sirvan, de paso, para evitar cualquier conato de ruptura, los democristianos consideran suficientes los actuales términos del pacto de federación, firmado en 2001. "Unió no entiende la federación con CDC como un paso ni penúltimo, ni tan sólo intermedio hacia un futuro estadio de total integración, sino que, ahora más que nunca, cree en la propia capacidad de representación de un amplio espectro social, precisamente desde el mantenimiento de su plena soberanía, la misma que la llevó a constituir conjuntamente con CDC la federación de CiU", se señala en la ponencia ideológica.

De este modo, Unió rechaza la doble militancia, es decir, que los militantes de ambos partidos puedan disponer de un carnet a nombre de Convergència i Unió (CiU). Los democristianos creen suficiente la creación de un registro de simpatizantes de CiU, al estilo del que poseen los republicanos o los demócratas estadounidenses, para que puedan ser movilizados en las campañas electorales o en cualquier acto del partido. La ponencia congresual apunta al respecto: "Hay un tipo de simpatizante que huye de la militancia de partido y no se encuentra cómodo en una estructura definida con derechos y deberes concretos (...) Por este motivo proponemos la creación de una base de datos de los simpatizantes de CiU sin ningún tipo de estructura orgánica ni formal".Los democristianos también rechazan la supresión automática de las cuotas que tiene garantizadas cada partido al confeccionar las candidaturas electorales. Unió fija tres condiciones para aceptar la demanda convergente. Primera, que tanto Unió como Convergència tengan representación en la lista en función de los posibles cargos que se puedan obtener. Segundo, que ningún partido tenga predefinida ninguna posición. Y tercera, que la lista sea aprobada por la ejecutiva local por una mayoría superior a dos tercios.

Respecto a la posibilidad de que las dos formaciones compartan sedes electorales, la ponencia de Unió obvia explícitamente este asunto aunque apuesta por reforzar su actual estructura territorial. En cuanto a los órganos territoriales de la federación (locales, comarcales e intercomarcales), los democristianos recuerdan que todas las ejecutivas deben ser paritarias, es decir, con igual número de representantes de Unió que de Convergència. Y respecto a la ejecutiva nacional, Unió propone además la creación de dos nuevas secretarías, la de coordinación de campañas electorales y la de política sectorial, que se sumarían a los cargos de presidente, secretario general y secretario general adjunto. Tras la conferencia -una especie de congreso- que deben celebrar ambos partidos a finales de noviembre, Artur Mas asumirá la presidencia de CiU en sustitución de Jordi Pujol.

Unió aprovechará su congreso para llevar a cabo una amplia reestructuración de sus órganos directivos, dar entrada a otros dirigentes y consolidar el liderazgo de Josep Antoni Duran Lleida, que por primera vez no deberá someterse cada dos años a la ratificación por parte de las bases. En este congreso se debatirá una modificación de los estatutos para prolongar de dos a cuatro años los mandatos de toda la dirección del partido, posibilidad que Duran rechazó en el anterior congreso de 2002. De esta manera, la dirección de Unió quiere hacer coincidir sus congresos con cada legislatura y evitar, de paso, someter a su líder y a toda la ejecutiva a ser votados cada dos años por la militancia.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Entre las personas que asumirán nuevas responsabilidades figuran el ex consejero de Gobernación Josep Maria Pelegrí, que asumirá la secretaría general de Unió, y el diputado Antoni Castellà, ex secretario general de las juventudes de Unió, será nombrado con toda probabilidad secretario de organización. Duran también guarda puestos destacados en la ejecutiva para el ex consejero de Medio Ambiente Ramon Espadaler, el candidato a eurodiputado Dani Ortiz, el ex diputado en el Congreso Manel Silva, la concejal del Ayuntamiento de Barcelona Joana Ortega y la presidenta de las juventudes de Unió, Marta Vidal.

Aunque en este congreso se presenta una candidatura alternativa, encabezada por el parlamentario catalán Carles Puigdomènech y el vicepresidente de la ejecutiva de Barcelona, la dirección de Unió confía en poder salir airosa de las votaciones e impedir un voto de castigo hacia Duran Lleida y la cúpula saliente.

Discrepancias con CDC

La posición sobre la futura Constitución europea no es el único punto que separa a Unió de sus socios de Convergència Democràtica. Los democristianos apuestan claramente por votar a favor en el referéndum de finales de febrero, aunque primero el congreso del 16 y 17 de octubre deberá manifestarse al respecto. Duran Lleida no lo tendrá fácil para imponer su parecer, porque tanto las juventudes del partido como el colectivo El Matí (encabezado por el parlamentario Carles Puigdomènech) ya han anunciado que harán campaña en contra. La ponencia reza al respecto: "Una negativa al tratado no comporta ninguna ganancia desde la perspectiva nacional, al contrario. Una negativa significa la parálisis -e incluso el retroceso- del proceso de construcción europea. Un no al tratado nos homologa, aunque por razones de signo contrapuesto, a las fuerzas que tienen en el euroescepticismo su razón de ser".

La ponencia ideológica de UDC, que ha dirigido Ramon Espadaler, apuntala el origen democristiano de la formación -en Unió prefieren el término socialcristiano- basado en el humanismo. De este modo, por ejemplo, se rechaza el matrimonio entre homosexuales -admitido por Convergència en su último congreso-, aunque se defiende su reconocimiento legal en los ámbitos de la seguridad social, la fiscalidad, el laboral y la adquisición de nacionalidad.

En cuanto a política catalana, los democristianos alertan sobre los peligros que comportaría la pérdida de la centralidad política por parte de Convergència i Unió -un claro toque de atención a los soberanistas convergentes- y por ello apuesta por mantener negociaciones con todos los partidos del espectro parlamentario catalán, y no sólo con Esquerra Republicana como pretende CDC.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_