Repaso a la inflación
En la última columna dedicada a comentar la evolución y perspectivas de la inflación, hace unos dos meses, señalaba que su fuerte repunte en el segundo trimestre parecía haber tocado techo, a expensas del comportamiento de los precios del petróleo. Éstos han seguido subiendo, lo que se ha traducido en un aumento acumulado de algo más del 2% respecto a junio del grupo de productos energéticos. Pero su tasa de inflación anual (7% en julio) se ha moderado ligeramente, pues en los mismos meses del pasado año la subida aún fue mayor, con lo que este grupo ha dejado de tirar al alza de la tasa anual del IPC total.
Como se ve en el gráfico izquierdo, el comportamiento de los precios en los dos últimos meses ha sido diferente: en julio cayeron un 0,8% respecto al mes anterior y en agosto han aumentado un 0,4%. Sin embargo, la tendencia de la inflación apenas ha cambiado. Simplemente, en estos meses, como en la mayoría del resto del año, los factores estacionales han jugado un papel importante y de diferente signo: en julio, las rebajas del vestido y calzado propiciaron la caída señalada del IPC total, mientas que en agosto, el aumento de la demanda de servicios turísticos y de alimentos, por la afluencia de turistas, presionó al alza sobre los precios de estos bienes y servicios, dando como resultado un aumento mensual de casi el doble de lo que viene siendo la media mensual tendencial. He comentado alguna vez que esta fuerte estacionalidad -muy superior a la de los IPC de otros países europeos- hace poco o nada significativas las tasas mensuales del IPC como indicadores del comportamiento tendencial de los precios, y que sería deseable que el INE, como hace el BLS estadounidense, publicara los datos, además de en términos originales o brutos, en términos desestacionalizados; mientras, deberemos seguir las tasas interanuales como indicadores más adecuados de la inflación, con el problema de que estas tasas, por su naturaleza, son indicadores retrasados y no informan adecuadamente de la tendencia más reciente de los precios.
Sería deseable que el INE publicara los datos desestacionalizados, además de los originales o brutos
Lo más significativo del IPC de estos dos últimos meses es que la inflación anual se ha reducido una décima cada mes, situándose en el 3,3% en agosto. Ahora bien, ello no ha sido una tendencia generalizada de los precios. La causa de esta reducción ha sido el buen comportamiento de los alimentos sin elaborar, cuya tasa anual ha caído del 6,2% en junio al 3,8% en agosto, lo que puede explicarse, en parte, por la normalización de estos precios -distorsionados en los últimos años por problemas climáticos- y, en otra parte, por la menor presión de la demanda de alimentos de los turistas extranjeros. En cambio, en el resto de bienes y servicios se observa más bien, como era de esperar, una cierta tendencia alcista, aunque ligera, que se explica fundamentalmente por la traslación a los precios finales de la subida en meses atrás de los costes de la energía. La inflación subyacente ha aumentado una décima entre junio y agosto.
Las previsiones para lo que queda de año y para 2005 no han variado mucho en estos dos meses, con dos novedades que se contrarrestan: en sentido positivo, la desaceleración de los precios de los alimentos sin elaborar y, en sentido negativo, las nuevas cotas alcanzadas por los precios del petróleo. Este año, la inflación puede terminar en torno al 3,5% y, para el próximo, bajo la hipótesis de que el precio del petróleo se modere hasta unos 35 dólares el barril, esta tasa debería reducirse a partir de abril para terminar en el 2,5%.
Ángel Laborda es director de coyuntura de la Fundación de las Cajas de Ahorro (Funcas).
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.