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Reportaje:

Diplomacia que aspira a gran potencia

Altos cargos, empresarios, sindicatos y funcionarios han debatido esta semana sobre la reforma del servicio exterior

Jorge Marirrodriga

Con más medios y más próxima a la gente. Éstos son los dos raíles sobre los que pretende circular la próxima reforma de la diplomacia española, sobre la que han discutido durante esta semana en Madrid los embajadores de España en el mundo, convocados por el Ministerio de Exteriores para tratar la cuestión. "Nuestro servicio exterior no está en línea con muchas aspiraciones", destaca Melitón Cardona, el embajador especial que dirige una comisión autora de un informe sobre la reforma del servicio exterior. "No se puede hacer una política exterior con aspiraciones de una potencia media-alta, utilizando medios que corresponden a una potencia pequeña", añade.

Con 141 embajadores -de los que 105 están destacados en representaciones ante otros países, 11 ante distintos organismos internacionales y 25 desempeñan la función de embajador especial-, más agregados de otras Administraciones públicas, funcionarios y personal contratado, el servicio exterior español quiere acometer una reforma tanto de modos como de medios que, hace mucho tiempo, se reclama desde el mismo interior de la casa. Por ello, durante esta semana en Madrid no sólo se han escuchado las opiniones de los embajadores o de los altos responsables de la política exterior española, sino también la de empresarios, organizaciones sindicales, o la de los familiares de funcionarios y diplomáticos.

Moratinos abogó por una tendencia a la paridad entre hombres y mujeres en la carrera
"Nuestro trabajo no está en línea con muchas aspiraciones", opina Melitón Cardona

Entre los puntos principales de la reforma que planea el Gobierno destaca una ley que regule la labor diplomática y establezca un sistema de incentivos y formación continua. Esta medida pretende poner orden en una rama de la Administración donde, según un funcionario que pide no ser identificado, "cada caso es una excepción". A ello se une la necesidad, en algunos casos acuciante, de una renovación tecnológica en los medios y, finalmente, la urgencia de trasladar a la sociedad la repercusión que la diplomacia tiene no sólo en las cuestiones de alta política, sino en la vida cotidiana de los ciudadanos.

"La diplomacia necesita que su actuación sea vista como beneficiosa no sólo para los intereses del Estado o de las Administraciones, sino también del ciudadano", subraya Gabriel Busquets, embajador en Alemania. "En un momento como el actual lo que se impone es la diplomacia política, es decir, que se trasladen los intereses de un país a toda la opinión pública. En Europa es fundamental poner el acento sobre esto". Precisamente, Busquets representa a España en uno de los países donde más claramente se ha visto el giro de la política exterior española tras la llegada al poder de la Administración de Zapatero. "Los intereses de España y Alemania son más coincidentes que contrapuestos y aunque hubo un gran desencuentro respecto a Irak y la Constitución europea, ahora se constata una mayor disponibilidad que estos últimos años a seguir trabajando en las grandes cuestiones".

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La otra referencia importante en este giro es Francia, y así lo reconoce el embajador en París, Francisco Villar: "En la relación con Francia es donde se va a notar más el necesario cambio de rumbo". Para él, "la decisión del Gobierno español de volver al corazón de Europa es retomar un rumbo que se había perdido en los últimos años". Pero aunque la línea cambie, el embajador en Francia no es partidario de la expresión "nueva diplomacia". "La diplomacia española está consolidada y cuenta con una buena tradición y ha dado muestras de ser ágil y competente". Villar pone como ejemplo de ello las presidencias desempeñadas por España en la Unión Europea o en el Consejo de Seguridad de la ONU. "De lo que hay que hablar es de la continua adaptación de la diplomacia a los cambios sucedidos en nuestro país y en el mundo", agrega.

Los puntos de apoyo de la nueva diplomacia española quedaron delimitados por el ministro de Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, quien apuesta por el respeto a la legalidad internacional, la resolución de conflictos enquistados que generan odio y profundizar en el conocimiento del mundo islámico. Moratinos quiso resaltar el papel de la alianza con Estados Unidos y el compromiso de España en la lucha contra el terrorismo internacional. En otro plano, el titular de Exteriores abogó por una tendencia a la paridad entre hombres y mujeres en la carrera diplomática, donde en algunos puestos, como el de embajador, los hombres son amplia mayoría.

Los embajadores españoles se han mostrado preocupados por la apariencia de distanciamiento que hay entre las representaciones españolas en el extranjero y los intereses y problemas de los ciudadanos. "Hay que lograr que el servicio exterior no sirva sólo al Gobierno, sino también a las comunidades autónomas, a los empresarios y a todos los ciudadanos", opina el embajador especial Cardona.

Algunos diplomáticos creen que no es bueno utilizar un solo filtro para contemplar el estado de las relaciones con un determinado país. "Hay que tener cuidado cuando se tiene sólo una visión empresarizada de la situación en un país", advierte Carmelo Ángulo, nombrado por el Gobierno embajador en Argentina, pero que todavía no ha tomado posesión de su cargo a la espera del plácet del Ejecutivo argentino. "Hay que tener en cuenta otros factores; culturales, históricos, de vecindad..., en una palabra, hay que tener en cuenta a la gente", puntualiza.

Asistentes a la reunión en La Moncloa, el pasado martes, de la III Conferencia de embajadores españoles.
Asistentes a la reunión en La Moncloa, el pasado martes, de la III Conferencia de embajadores españoles.ULY MARTÍN

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Sobre la firma

Jorge Marirrodriga
Doctor en Comunicación por la Universidad San Pablo CEU y licenciado en Periodismo por la Universidad de Navarra. Tras ejercer en Italia y Bélgica en 1996 se incorporó a EL PAÍS. Ha sido enviado especial a Kosovo, Gaza, Irak y Afganistán. Entre 2004 y 2008 fue corresponsal en Buenos Aires. Desde 2014 es editorialista especializado internacional.

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