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Crónica:LA CRÓNICA
Crónica
Texto informativo con interpretación

Las señales de la derrota

Soledad Gallego-Díaz

El anuncio de que José María Aznar sería nombrado presidente de honor del Partido Popular distrajo esta semana la atención sobre otro de los centros de interés del inmediato congreso del PP: a quién nombrará Mariano Rajoy para hacerse cargo del capítulo de economía. El PP no tiene pesos pesados en las comisiones económicas del Parlamento, confiadas al ex ministro Arias Cañete y al diputado Martínez Pujalte, quizá porque cuando hizo sus listas electorales no contó con pasar a la oposición y reservó a sus primeras figuras para su hipotético Gobierno. La derrota llevó a esos expertos a otros escenarios, internacionales, europeos o privados, y hasta ahora ha sido la ex ministra Elvira Rodríguez la que ha colaborado con el equipo de Rajoy para preparar algunos documentos necesarios.

Despierta más curiosidad la creación de una nueva secretaría de Política Económica, en un área que quedó desordenada, que el nombramiento de Aznar

La cuestión es que algunos responsables del PP creen que Rajoy necesita contar imperiosamente con "una primera voz" en los temas económicos y que la única manera de incorporarla es a través del nuevo comité de dirección, como secretario/a de Política Económica. No es raro que este cargo de nueva creación, eventual interlocutor de los ministros socialistas del área de Pedro Solbes, haya despertado más curiosidad que el propio nombramiento de Aznar, no sólo dentro del PP, sino también en medios económicos y financieros externos.

"El nombramiento de Aznar como presidente de honor", explica un dirigente popular, "sorprendió no tanto porque se considere una decisión extraña, que no lo es, sino porque el propio Aznar había anunciado en un congreso anterior que no aceptaría ningún cargo en el PP". "El 14-M ha cambiado muchas cosas", añade. "Una de ellas es la necesidad de dar señales de reafirmación y de reconocimiento que no hubieran sido precisas, ni demandadas, en caso de victoria, pero que la derrota ha convertido en inevitables".

Para este dirigente del PP, el cargo de Aznar no conlleva ninguna capacidad de dirección. "El hecho de formar parte de la ejecutiva nacional es únicamente consecuencia de que el propio Manuel Fraga, presidente fundador, es también miembro nato", explica. La mayoría de los dirigentes populares comparten este análisis y consideran que si Aznar quisiera intervenir en el debate político, lo haría a través de FAES y de conferencias internacionales, mucho antes que desde la nueva ejecutiva.

La estructura de esa nueva dirección del PP sigue siendo para Mariano Rajoy el principal tema de negociación interna. "A Rajoy también le gusta dar sorpresas, así que no conviene descartar alguna en el Congreso", predice un antiguo dirigente del PP.

Arenas y Gallardón

"El presidente tiene que distribuir a mucha gente", resume un diputado del PP. Algunos serán fáciles de "colocar", y otros, más difíciles. Los dos más complicados, según esta opinión, serían Javier Arenas -que ha ocupado cargos muy importantes en el partido, incluida una vicesecretaría, y que ahora, salvo posible repesca, sólo se integraría en un órgano en el que están todos los secretarios regionales del PP- y el alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón, a quien Rajoy podría incluir en la lista de los 35 miembros de la ejecutiva (algo que nunca hizo Aznar), pero que no optaría a cargos políticos directos.

"Lo primero es darse cuenta de que Rajoy no es Aznar ni se puede mover dentro del partido con su aplastante seguridad", interpreta un dirigente provincial del PP. "Lo que le importa ahora a Rajoy es, por un lado, endurecer su posición e imagen cara a un congreso que, se quiera o no, estará formado por delegados desconcertados y enfadados, y, por otro, crear discretamente una organización que le permita conservar las máximas parcelas de poder o, por lo menos, los mecanismos necesarios para establecer cortocircuitos en caso de problemas posteriores", asegura este experto en el aparato popular. Y en este sentido interpreta la idea de que Rajoy deje abierta para más adelante la posibilidad de nombrar de nuevo vicesecretarios generales.

El tema estrella del discurso político de Rajoy en el congreso será el capítulo territorial. "Todos estamos de acuerdo en que ése es el gran tema de la legislatura y todos esperamos que el presiente del partido marque la línea en este congreso", afirma un parlamentario autonómico. Y bromea: "Yo estaba preocupado con eso de que Zapatero iba a subir las pensiones, aunque en realidad lo vaya a hacer con el superávit de la propia Seguridad Social. Pero la verdad es que el tema duró muy poco. Ocho horas más tarde ya estábamos todos hablando otra vez de Maragall y de Rodríguez Ibarra".

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