Sonrisas y comida sana contra el estrés
Ante los ojos del cliente, Nick Lucie-Smith recoge fruta fresca del mostrador acristalado y con una sonrisa y un giro de muñeca la deja caer en la batidora. Completará el zumo con un "¡te va a dejar nuevo!". Y otra sonrisa. "No sólo vendemos comida rápida y sana. Intentamos formar parte de la vida de la gente, y hemos pillado muy buen rollo con los clientes; ese chico acaba de tener un bebé, aquélla se va a mudar...", explica este australiano de 31 años que junto a su mujer, María de Salas, madrileña de 29 años, se inspiró en los juice bars de Sydney para crear Xanacuk.
Xanacuk es un local diáfano y luminoso en los bajos de Orense, un bulevar peatonal y plantado de terrazas que supone un remanso de paz entre el bullicio de las tiendas de la calle de Orense y las oficinas de Azca. Ofrece sándwiches de diseño (Torre Europa, edificio Bronce... un guiño a las oficinas de la zona a las que sirve catering), ensaladas, antipasto, quiches, tartas caseras, yogures, zumos y batidos recién hechos. María define los platos que elabora con mimo como "gourmet desenfadado, lo que algunos llaman casual food, como fast food, pero de calidad". Los ingredientes, abalorios de colores tras la vitrina, dan una idea del tipo de comida rápida que se sirve aquí: paté de oliva, queso ricota, tomates secos, rúcula...
Xanacuk
Orense, 12 posterior. Madrid.
Teléfono 915 56 89 56.
De lunes a viernes, de 8.00 a 18.00.
En cuanto a los zumos, el cliente puede crear su propia receta o seguir una de las combinaciones propuestas por Nick, como el energético (manzana, naranja, remolacha y zanahoria), ideal para recuperar fuerzas con vistas a una tarde de compras o de trabajo.
En la zona abundan los clásicos restaurantes de menú y las impersonales franquicias; Xanacuk es otra cosa. Comida casera con un estilo internacional. De babaganush (paté de berenjena) a sopa de calabaza. Ambiente cálido y acogedor, servicio personalizado y atento. No en vano la pareja se conoció en una escuela de hostelería suiza y ha trabajado en hoteles como el Intercontinental de Sydney y el Santo Mauro de Madrid antes de montar hace año y medio este negocio. "Xanacuk es el primer paso hacia nuestro sueño: tener un hotel en el campo", dice la pareja, sobre la música chill-out, con la perpetua sonrisa de quien trabaja por ver cumplida una ilusión.
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