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24ª FIRA DE TEATRE AL CARRER DE TÀRREGA

Un cuidado montaje de Tanttaka Teatroa sube el listón de calidad de la jornada

La organización de la Fira de Teatre al Carrer calculó que unos 5.000 espectadores asistieron el pasado jueves a sus espectáculos. Entre ellos destacó un interesante montaje intimista de la compañía vasca Tanttaka Teatroa. Pero fueron los daneses Lice de Luxe los primeros en congregar a un público sobre todo familiar que, a media tarde y de manera improvisada, acabó por llenar el Espai Reguer.

Fue el danés un simpático montaje, a cargo de tres extravagantes personajes (una cantante y dos músicos), con números de malabarismo, de juegos de manos, equilibrios sobre un trapecio y una gran dosis de humor, a base de supuestos malentendidos entre ellos.

Sobre lo dicho del montaje inaugural, Helios II-La saga dels mil sols, de Malabar, sólo cabe matizar que la pobreza del resultado no se debió tanto al montaje en sí, que ofrecía elementos de vistosidad suficientes, como al espacio en el que se presentó. La vastísima explanada de la avenida de Tarradellas empequeñeció un espectáculo pensado para ser visto en una área mucho más acotada.

Ya por la noche -y mientras en el Espai San Miguel se daba la bienvenida a los profesionales con un acto festivo que incluía la entrega de los Premios San Miguel 2003 a los mejores espectáculos de sala y calle (respectivamente, Folie à deux de Titzina Teatre y Malaje de Al Badulake)-, la compañía catalana Teatre Arca presentó una comedia negra dirigida y coescrita por Jesús Roche que derivaba en una reunión de asesinos anónimos en la que se involucraba al público. Sin ser tan graciosa como pretende ni estar lo suficientemente bien construida, esta pieza, Asesinos anónimos, presentaba, sin embargo, una original puesta en escena con filmaciones en clave de cómic.

El contraste, en calidad y compacidad, se dio con la compañía vasca Tanttaka Teatroa, que presentó un interesante montaje intimista. Paradero desconocido cuenta con dramaturgia y dirección de Fernando Bernués y está basado en la correspondencia epistolar que recoge Kathrine Kressmann Taylor en su libro Adresse unbekannt entre dos amigos, el alemán Martín Schulse y el judío norteamericano Max Eisenstein, desde que el primero decide volver a su país natal con su familia, mientras el otro se queda en San Francisco a cargo del negocio que comparten. Una cuidada puesta, en escena en la que destacan las sillas vacías que llenan el escenario, y una preciosa música original interpretada en directo por Pello Ramírez (violonchelo) e Iñaki Salvador (piano) acompañan la espléndida interpretación de Kike Díaz de Rada e Isidoro Fernández.

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