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Necrológica:
Perfil
Texto con interpretación sobre una persona, que incluye declaraciones

Beyers Naudé, pastor afrikáner que luchó contra la injusticia del 'apartheid'

Beyers Naudé podría haber sido uno de los afrikáners más poderosos de su generación, pero, en cambio, decidió luchar contra la injusticia y al hacerlo fue condenado al ostracismo. Sin embargo, al morir el martes, a los 89 años de edad, él se había convertido en uno de los surafricanos más respetados dentro y fuera del país, como lo comprobó la cantidad de llamadas de condolencia entregadas a su familia.

Su largo y muchas veces solitario camino, que lo llevó a combatir el sistema racista del apartheid desde dentro, comenzó a principios de los sesenta, cuando ya era pastor de la iglesia Dutch Reformed. Su familia estaba ligada a los hechos más emblemáticos del ser afrikaans, con un abuelo héroe de la guerra Boere, que enfrentó a ingleses y afrikáners hace 100 años. Su padre, también pastor de la misma iglesia, fue uno de los principales fundadores del Broederbond o hermandad, una especie de club secreto que unía a los más poderosos afrikáners. Un diplomático en la época dijo que si necesitaban arreglar algo urgentemente no pedían audiencia con el Gobierno, sino con el Broederbond, y el problema se solucionaba. El propio Beyers Naudé se unió al Broederbond a los 25 años, convirtiéndose en el miembro más joven del grupo. "No niego que me uní a ellos pensando en que eso podría beneficiarme profesionalmente y de hecho, muy poco después, obtuve mi propia iglesia", dijo en una entrevista radiofónica.

¿Qué le hizo cambiar? "Simplemente leí la Biblia, eso es todo. Es que no existe una justificación bíblica para el apartheid. Ninguna. Por cierto que la gente tiene culturas diferentes y no hay nada malo en mantenerlas. Pero una política que busca la separación forzada y legal simplemente no puede ser tolerada", contó Naudé.

Su transformación también fue empujada por la matanza de Sharpeville, donde 69 personas negras fueron masacradas por la policía en una protesta pacífica. Poco después, Naudé y un grupo de sacerdotes presentaron una serie de propuestas a la iglesia para que el hombre negro fuera considerado un igual. Pero todas fueron rechazadas y les exigieron que se retractaran. Naudé rechazó la orden. Durante 14 años tuvo que soportar que la policía irrumpiera en su casa, que lo declararan una persona "prohibida", lo que implicaba, entre otras cosas, que ningún medio podía citarlo o mencionar su nombre, además de un largo arresto domiciliario.

Ninguna de esas tácticas logró silenciarlo. "Yo obedezco las exigencias de Cristo y del Evangelio. Y ésa es mi única obediencia. Venga lo que venga. Pero el hombre negro será libre. El hombre negro no puede ser suprimido. El hombre negro obtendrá su libertad", dijo en una entrevista concedida a un diario surafricano a mediados de los setenta.

Sus palabras se convirtieron en realidad en 1994, cuando Nelson Mandela asumió el poder como el primer presidente negro de Suráfrica, tras las primeras elecciones democráticas celebradas en este país. Él fue uno de los invitados de honor a la ceremonia celebrada en Pretoria, pues él fue el único afrikaner que participó en el comité de negociación de la transición a la democracia a petición del Congreso Nacional Africano (CNA).

Al finalizar el año 2000, Naudé volvió a predicar en una iglesia cercana al hogar de ancianos al que se retiró junto a su esposa. Naudé permaneció afrikaner hasta el final. "Algunos me critican por esto, sugiriendo que debo dejarlos a su propia suerte, que yo estoy demasiado 'tribalizado'. Pero yo sólo puedo ser quién soy", dijo. A principios de este año recibió el premio más alto de la Asociación del Idioma y Cultura Afrikáans por no sólo haber cuestionado el sistema del apartheid, sino también por haber contribuido a la reconstrucción del país.-

Naudé, en una silla de ruedas empujada por Mandela el pasado julio.
Naudé, en una silla de ruedas empujada por Mandela el pasado julio.AP

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