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Columna
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Pifia

A la vuelta del verano, como el camarote de los hermanos Marx, el Consell de la Generalitat está tan abarrotado, dadas las dimensiones institucionales fijadas en el Estatut, que varios consejeros se han quedado sin cartera, en un ejercicio, lo ha señalado la oposición, que bordea el fraude de ley. Por estrictas motivaciones partidistas, el presidente Francisco Camps se ha visto obligado a mantener a los componentes del Ejecutivo autonómico que en julio estaba ya decidido a destituir y ha tenido que apretujar en su gobierno a los que entran y a los que no se van. El resultado es una pifia difícil de defender, con "innovaciones" tan notables como el titular de Empresa, Universidad y Ciencia, Justo Nieto, quien llevaba muchos años de espera a las espaldas hasta que el PP le ha dado una oportunidad. Aunque el nuevo portavoz del Consell, Esteban González Pons, uno de los que han perdido la cartera para empezar el curso, ha apelado a los "logros de gestión" de cara al debate de política general en las Cortes valencianas del próximo día 15, la verdad es que el primero de Camps ha sido un año perdido en el victimismo a cuenta de la derrota de Aznar, la brega doméstica con Zaplana y poco más. Habló temerariamente González Pons de "proyectos que se han aclarado", cuando, ahora y aquí, es el Gobierno central el que lo ha hecho, al modificar el Plan Hidrológico Nacional y hacerse cargo de las infraestructuras en Valencia para la Copa del América en 2007. Le toca a este combativo consejero, por lo demás, impulsar la reforma estatutaria y coordinar los asuntos que atañen a la reforma del Senado y de la Constitución, es decir, los grandes debates planteados en la política estatal. La irrelevancia de la posición valenciana hasta ahora en esa cuestión parece dejar un margen amplio a su temperamento y su capacidad, siempre que Camps no haya optado, como sugiere la remodelación del Consell, por ceder el uso de la Generalitat a su jefe Rajoy como arma de hostigamiento a Rodríguez Zapatero contra su proyecto modernizador. De todas maneras, habrá que ver, después de los congresos del PP a escala española y valenciana, cómo queda el percal.

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